Tuesday, October 30, 2007

Yo no te pido la luna: sólo te pido el momento

A veces sería mejor pedir, o que nos pidieran, la luna. Un momento, el momento, un momento compartido, es mucho más comprometedor en ciertos casos como para pedirlo o darlo. Dejo el video de este clásico con Javiera Mena, una gran versión: sospecho que mi favorita.

Atrapatetos virtuales: ahora en español

No es la primera ocasión que observo de cerca una historia como ésta: breve, cibernética, posmoderna, simplona, fraudulenta y a la vez ridícula: un amigo me dice que, penosamente, le han robado el control de su cuenta de correo electrónico (tengo una amigha princesa experta en esos asuntos y como parte de sus enseñanzas me ha demostrado que ella jamás roba el control de una cuenta de correo: su dueño siempre es quien de alguna manera, ingenua, estúpida, lo pierde. Aclaro que mi amigha no pretende ningún fraude, sino demostrarse una y otra vez la inteligencia y habilidad intelectual que le caracterizan). Pero bueno, en efecto, al poco tiempo, recibí una serie de correos desde la cuenta de ese amigo, en los que me hace saber que ha sufrido todas las desgracias imaginables y que requiere de mi ayuda económica. Hay dos aspectos para sorprender: uno es que hay quienes se tragan el anzuelo (me consta) y si bien no sé que hayan perdido dinero alguno, se han enfrascado en un carcajeable intento de verificar la veracidad de los hechos desgraciados que narran los correos. El otro aspecto subrayable es que ahora dichos correos ya vienen en español, algún intento de español al menos, para aquellos que no dominan otros idiomas usuales como el inglés y el francés. Es para agradecer que los timadores se tomen la delicadeza de incluir nuestro idioma entre sus negocios. Gracias, gracias, de veras. Aquí posteo, como ejemplo, uno de los correos recibidos:


QUERIDOS AMIGO,

¿Cómo usted está haciendo hoy? Estoy apesadumbrado no le informé que sobre mi viajar a África para un programa llamado "autorización dela juventud para luchar racismo, HIV/AIDS, pobreza y la carencia de la educación, elprograma está ocurriendo en tres países importantes en África cuál es Ghana, Suráfrica y Nigeria. Él como sido un momento muy triste y malo para mí, la actual condición que i es muy duro para que explique. Realmente me trenzan en Nigeria porque me olvidé de mi pequeño bolso en el taxi donde mi dinero, el pasaporte, los documentos y otras cosas valiosas fueron guardados en mi manera al hotel est que permanecía, yo estoy haciendo frente a un rato duro aquí porque no tengo ningún dinero en mí. ¿Ahora estoy poseyendo una cuenta del hotel de$1550 y quisieran que pagara la cuenta pronto que tendrán que agarrar mi bolso y darme encima a la gerencia del hotel, necesito esta ayuda de usted urgente ayudarme detrás a casa, le necesito ayudarme con la cuenta del hotel y también necesitaré $1500 alimentar y ayudarse detrás satisface a casa tan puede usted ayudarme con una suma de $3100 a clasificar fuera de mis problemas aquí? Necesito esta ayuda tanto y el tiempo porque estoy en una situación terrible y apretada aquí, incluso no tengo dinero para alimentarse por un día que los medios que había sido muerto de hambre satisfagan tan entiendan cómo i urgente necesitó su ayuda. Le estoy enviando este E-mailde la biblioteca de la ciudad, apreciaré lo que usted puede permitirse tan siempre para enviarme para ahora y prometo pagar detrás su dinero tan pronto como vuelva satisfaga a casa tan déjeme saber el tiempo de modo que pueda remitirle los detalles que usted necesita transferir el dinero a través de gramo del dinero o de la unión occidental. Gracias por su ayuda.

Monday, October 15, 2007

Blog action day: Tatuajes del solar


Ya es 15 de octubre, Día de acción del blog. Como podrá verse, me sumé a esta iniciativa interesante de que los blogs, de alguna manera, puedan cambiar el mundo, en este caso posteando simultáneamente en la blogósfera, un día, sobre un tema en específico.

En 2007, el tema es el medio ambiente. En realidad se puede abordar el punto desde cualquier perspectiva, desde luego condicionada por cada blog y su autor, con cualquier material de imagen, texto, audio, etcétera, que nos ubique algo en el aspecto medioambiental.



Yo pensé un poco qué postearía para participar. En un principio, me pareció primordial hablar sobre la asfixiante contaminación que se padece en el DeEfe, o bien sobre el tiempo perdido en el tránsito humeante, neurótico, embotellado, de esta ciudad que sigue sin contar con un sistema de transporte público que sea una opción viable para dejar el automóvil en casa, al menos de vez en cuando. Luego pensé en escribir algo sobre la aventura, muchas veces letal, que significa moverse en ese transporte público tan denigrante que tenemos que tolerar los capitalinos, o los que andan por algún motivo en la capital del país.

Al final decidí no molestarme, y molestar a los visitantes de este blog, al hablar de algo que irremediablemente me llevaría a cuestiones políticas. Decidí mejor postear un relato que escribí hace un par de años. No es justo sobre medio ambiente o ecología, pero sí tiene ciertos tintes apocalípticos, futuristas, de lo que puede ser la destrucción y lo que quedaría de nosotros cuando nos acabemos el país, proceso que quién sabe si no comenzó ya. En realidad, no sé si el relato va justamente de eso, pero puede ser que sí. No soy de los escritores que hablan con exactitud de lo que escriben porque no me gusta agotar yo mismo eso que escribí. Creo que acepto y busco interpretaciones que se dan en el proceso de lectura. Pero bueno, ése es otro tema.

Aquí dejo el relato, mi contribución al Blog action day 2007, que se titula Tatuajes del solar.



Tatuajes del solar

A Carla G.C., intención
absoluta de la belleza


Nos encontramos ahí. Fotocinesis de futurizar nuestro pasado y tránsito reiterativo por los vericuetos del futuro, eso precisamente como alternativa, imposibilidad más bien, para resistir la opacidad que verbenea en el entorno de la época y que fustiga el tiempo único que poseemos, que nos hace y permite ser, que ingurgita lo que vive, que azota pues el presente: —Yo seré él, yo seré ella, tú serás el narrador, no en primera como nosotros, uno alterno, así, en un pacto narrativo, no determinemos de qué tipo, historicista ése no, desgarremos el suelo propio, sí, el cielo, el espacio entero entonces, claro, las medulas del solar que nos cobija, que nos tatuó, el que habitamos, terreno y linaje, y volvámoslo a unir si fuera posible, o necesario.

No recuerdas de dónde vienes, pero inventarás y tal vez te acerques a la realidad como fue. Partí, la mistificación inició entonces. Seis salieron a peregrinar antes que yo. Eso evocarás justo cuando te vea de nuevo por primera vez, ella lo ve, erguido en lo alto y mirando la bóveda celeste, con desconsuelo orgulloso que llegará hasta ti como el hedor que tu tierra emane opima, de ruina no turística, y me deslumbren las líneas de polvo amarillo, líneas del sol, dios al que alimentaste, refractadas por el cristal grueso, bello, imponente, pero de transparencia inaudita, del que estará construida esa última pirámide en que te encuentras.

Tú, mujer única en la urbe desolada, contemplas el plumaje hipnótico, ésa, onda multicolor que se enraíza en tu frente oscura, de azúcar quemada, parece abrazarme en un sueño de noble ascendencia y suspiro, del penacho que tú, solitario hombre que resistió… (—¿Naufragio, incendio, saqueo, corrupción, cornucopia, terremoto, crisis, hebefrenia, todos los vicios incluyendo los físicos y los morales y los de ecología, caballos rojo, blanco, negro y verdoso según Apocalipsis?) hummm, la historia, sí, perfecto, exacto, no la crónica posible, real o ficticia, sino el hecho inaprensible, el acontecer diario, individual, de Estado también, que no se está, que se movió indomeñable, portarás como vestigio majestuoso de lo que alguna vez fuiste, y que acaso cambiaste, con destrucción, para servir a una corona, igual o menos a la papalina que luego te colocaste tú mismo, que no quisiste conservar en ninguna de dos ocasiones, para que vieran tu republicana calvicie, impúdica alopecia, pelona zapeada, liberal, que terminó con tu casta, dispersa en la estrecha y voluble memoria del pasado que sepultó a los tuyos, y hará que sólo puedas recordar, con un olor que mezcla en un crisol encajado en tu alma, el copal y la sangre ofrendada, la zarzuela y el cáliz, el mariachi y el tequila, las letras de tus distinguidos juntasílabas y las voces líricas, el desmadre y la chunga, la transa y la mota, la polaca y las conquistas culturales y silenciosas, y económicas, que dejaron mostrenco lo que fue tu pueblo, que lo que serás en ese momento lo desearías sepultado en una lejanía inmensa, astronómica, mas que, para tu bien y para tu mal, sentirás demasiado cerca de ti y de tu pirámide de cristal, única herencia que posees.

¿Qué ha pasado?, preguntarás como si despertaras sobresaltado de un dormir que no dormiste, no fue sueño, que no coincide, sin embonar, con tu última vigilia, ese instante previo al clic en que se unieron tus párpados y tus ojos dejaron de ver lo que otros hicieron en el espacio y el tiempo que duró tu pestañeo. Pero sientes aquello que se hizo, acaso como un tatuaje que miras y tocas sobre tu carne, y es indeleble porque sin él no se explica tu solar, existencia misma de lo que eres. Sí, mi nariz apunta al cielo y extiendo los brazos al sol, cubierta mi cadera por taparrabo y mis pies partidos, llapango soy, que pisan el basamento, porque es tronco de base paralela, de pirámide de cristal, con una pampanilla que denuncia, hasta donde te miro, debajo del poliedro, en el suelo de tierra barbecha, empolvada, tus pantorrillas macizas y sólidos muslos inflamados, con nalgas de roca y vellos oscuros, que me atraen a ti, a tus pectorales de jade, obsidiana y oro sin valor de lucro, sino bello y mítico, estadios ya entonces trascordados.

Nada hay en el paisaje, sino el terreno mismo, planicie desnuda, sin vegetación ni fauna, sin lagunas o ríos, carente de agua, desolado en lo humano, sin embargo con sol, excepto el cristal de la titánica pirámide, de aristas que denuncian los puntos cardinales, y los subcardinales, hasta llegar en suma a 64, mensaje ineludible, tal vez omnipresente, que quizá deba interpretarse como el anhelo de no desubicarse nunca más, de ya no extraviarse en los grados de la brújula de actitud, pueblo y Estado. Ella se siente atraída por tu esencia y eleva las manos, las puntas de los dedos, señalando el hipotético vértice de la pirámide, te apuntan a ti, y me pareces forma incrustada en el profundo e inacabado cielo. Por éste surge un instinto, bracamonte, quizá de entre mi diafragma, que no puedo contener y siento que separa mis labios, observo sorprendida, acto que me coge por sorpresa, que me abre la boca y grito: rayo estridente que escupen mis labios, un sonido largo, plano de mujer, antigualla que fusiona sensaciones mediatas y remotas, en pasado y en futuro, aglutinadas en un espacio de tiempo detenido, separación de la vida horizontal por un corte vertical, estético, que me libera y redime de la privación de verte porque ahí estarás. Grité, gritas, sí, y con la mirada te busco y al encontrarte reconozco tus ojos empíreos y sus hendiduras, con tus pestañas gráciles que intensifican su belleza oscura en la que tantas veces me dibujé como un fantasma que habitaba en ti, y plañir me pareciera inevitable, pero tu rostro me contiene, y tus dedos extendidos hacia mí, inducen a beberme tu silueta para comprobarte ahí, en esa intersección de los remolinos del espacio que el tiempo combinó para el reencuentro, y es entonces que fijo la vista en tu absoluta desnudez, que sólo alcanza a contener tu piel, textura, continuo, liso de hielo, tibia, la recuerdo, y lo poblado, densidad sin tregua, de tu perfectamente delineada, geometría precisa y sin reproche de mácula, pirámide invertida de vellos pubianos, oscuros, igual o más que los recovecos de una cueva que pareciera ocultar sus profundos secretos que la ligan a la tierra, y sus tesoros, recónditos, inefables de fruición divina: —Ven, te digo acaso con el pensamiento, y voy, respondo, él la llama y ella va, se acerca al pie de la escalinata lisa de cristal, y el rito acude, se logra a sí mismo, démosle sentido, hazlo, se inclina y posa sus labios en la tierra, ósculo de magia y agradecimiento, dolor y desconsuelo sosegado, apacible punzada de quien todo lo perdió y es aún, ser que continuó, pulverizado mas inextinguible, impregnas tu aliento en el suelo, en la raíz de lo que somos, y acaricias el escalón primero, observas a través, y subo mientras miro las entrañas de la pirámide, sus venas y secretos, cristalinos, sí, pero con niebla, arterias infartadas que semejan laberintos, y te anhelo, me aguardas en la punta, el perímetro de tu penacho, enorme y vuelto sombra, ilumina mi sendero, estás próxima y danzo, mis plantas curtidas se alzan y caen para levantarse de nuevo, elimino el ritmo, quedó atrás, las cuentas de obsidiana, con vetos rojinegros, en borlas amarradas a mis pantorrillas, surcan el vacío para chocar con fuerza, y hacen música, cuando el viento nos penetra desde un tiempo impreciso con olíbano invisible, incendio de estoraque y mezclas de almizcle y copal, abotargados por la imagen del hedor de nuestra sangre incontenida. Llega y le señalas el centro, miro, verás entonces el nopal pútrido, agusanado, inmundo, el águila desplumada, cuero de gallina, muerta, desparramada y la serpiente flácida, sin lengua, derretida, sin piel, circuncisa, acanalada. El sol, dios, es testigo y cómplice, y autor, de la alteración que nos produce el roce, y goce, de nuestra carne lignificada: —Yo, de nuevo, uni-dos. Pero solos. Pero juntos.

Friday, October 12, 2007

Docente espero que decente: post dedicado a Fernando Arturo Hermida Ochoa y a José Alfredo Páramo de la Cerda



Últimamente, algunas de las principales preguntas que me hacen mis amigos es cómo me va en mis clases, qué tal mis alumnos, por qué no posteo algo al respecto, por qué el silencio de mi faceta docente en este blog escribicionista.

Por partes, decía el descuartizador de Boston y otros más, vamos por partes. Apuntaré para comenzar que de pronto resiento, aunque veo que no tanto como mis amigos, mi cierto carácter polífacético. Mis labores, intereses y pasiones siguen estando dentro de mí, pero es verdad que ya no los externo en la misma forma que antes.

Sólo con algunas cuantas personas, contadísimas, hablo de todo lo que podría hablar, de lo que no debería hablar e, incluso, de lo que definitivamente no soy capaz de hablar, al menos no coherentemente, pero hablo.

Mis archivos existenciales de la ópera suelo abrirlos con la gente que tiene relación de alguna manera con la ópera. Los de la música con la de la música. Los de arte con la de arte. Los de política con la de política. Los de economía y finanzas con la de economía y finanzas. Los de literatura con la de literatura. Los de Internet y bloguerismo con la de Internet y bloguerismo. Y así, en general, si bien es cierto que a veces mezclo con algunas personas diversos temas que no son precisamente los suyos, pero les incumben.

Espero que todo esto no suene pretencioso, o más aún ridículo, sino explicativo. En todo caso, por eso me justifiqué desde un principio en la cabecera de este blog anunciando que, en realidad, cualquier otro tema, a parte de los medulares, o que me parecen medulares, puede aparecer aquí, como en la vida.



Expuesto lo anterior, diré que, en efecto, actualmente imparto la asignatura de Historia y evolución de la ópera, que forma parte del plan de estudios de la carrera de Producción de Espectáculos impartida en la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Las clases van muy bien, ya que han sido provechosas y oportunas para adentrarse en el mundo de la ópera, el arte, la cultura. Mis alumnos, como podrá desprenderse de la afirmación anterior, son harto receptivos, participan y cuestionan con agudeza. Al principio, algunos expresaban cierta simpatía por el género operístico. Otros no tanto. Ahora, también hay quienes demuestran un claro gusto por la lírica. Otros no tanto. Pero lo cierto es que ahora, tanto unos como otros, tienen más conocimiento de causa y argumentación para esclarecer sus preferencias artísticas, manifestar sus inquietudes estéticas y concretar sus aspiraciones profesionales como productores. Y eso es importante. Valioso. Y es gracias, entre otros factores, a su sensibilidad misma y, no me sentiría bien si no lo digo, a la confianza que han depositado, mal que mal, en su maestro.

Y que conste que no me estoy queriendo adornar yo. Para nada. Sólo que me sentí muy contento de que en un examen reciente las calificaciones obtenidas hayan sido altas. Eso es significativo, puesto que en buena medida, junto al buen y sano, inquieto, ambiente que hemos mantenido en clase, nos da un parámetro objetivo de lo que ha sido el curso.



Y, por último, como maestro puedo afirmar que la docencia, cuando hay decencia en las partes, es un estimulante circuito, un sistema productivo, en el que el profesor puede escuchar su eco en los alumnos, y los ecos de los alumnos, que siempre se magnifican con el aprendizaje, templan la pedagogía, y el saber mismo, del profesor.

Thursday, October 11, 2007

Diálogos de Carmelitas en Bellas Artes

Foto: INBA


Posteo mi crítica de Diálogos de Carmelitas, producción del Colón de Buenos Aires presentada en BA. En realidad, poco tuve qué decir de una puesta en escena bien montada en general, que sin embargo no representa, a mi juicio, trascendencia alguna en la actividad operística de México, cada vez más estreñida y caracterizada porque ciertos funcionarios públicos de la CNO encargados de producirla se revisten de intolerancia crítica a la crítica.

En lo personal, pienso que la única manera válida, prestigiosa y contundente de acallar a la crítica, de donde ésta surja: de los medios de comunicación, del seno artístico, de dentro de las mismas instituciones, es realizando un trabajo que brinde resultados positivos incuestionables. O al menos intentándolo, con transparencia. Otras formas sólo demuestran la incapacidad de las autoridades aludidas para enfrentar sus encomiendas, subrayada precisamente por esa apetencia de silenciar las voces críticas en quienes, quizá, encuentran un espejo.


Diálogos de Carmelitas
en Bellas Artes
Por José Noé Mercado


Los pasados 2, 4, 6 y 9 de septiembre se presentaron funciones de Diálogos de Carmelitas de Francis Poulenc en el Teatro del Palacio de Bellas Artes. Como resulta difuso entender el crédito de si las presentó la Compañía Nacional de Ópera o el Teatro Colón de Buenos Aires, evitemos puntualizar en ello.

La dirección escénica de Marcelo Lombardero fue bastante lograda, con un desenvolvimiento de la trama bien planteado. Su trazo tuvo claridad e intención dramática en todo instante. La iluminación de Roberto Traferri contribuyó para dar relieve a los doce cuadros, que conforman los tres actos de esta obra estrenada en La Scala de Milán, en 1957.

Lástima que todo el tiempo viéramos la acción —y al decir la acción, entenderemos que en cuanto a la escenografía de Diego Siliano hay poco qué decir fuera de algunas paredes y dos o tres cacharros, en ciertos casos simbólicos—, a través de una gasa, que si bien sirvió como pantalla para mostrar algunas proyecciones que sugirieron atmósferas y contextos al comienzo de cada cuadro, asimismo hizo pesada la mira del espectador sobre el escenario.

Lo cual en muchos momentos resultó tedioso, pues esta obra, al margen de su belleza musical y su notable construcción armónica, no es justamente ejemplo de aquello que prenda la atención constante del público. ¿O cómo explicar los durmientes que de nuevo se encontraron entre la mediana asistencia de público a Bellas Artes? Claro que otros sectores salieron fascinados de la ópera. Pero no todos, puesto que unos siguieron sin encontrar algo en la trama de qué agarrarse, una historia pasional, cercana, propia, que los atrapara, crítica que ha acarreado esta obra a lo largo de su historia.

En la parte vocal masculina, debemos destacar la participación del tenor Dante Alcalá como el Caballero de la Force y del barítono Jorge Lagunes, como su padre, el Marqués de la Force, sin perder de vista que este tipo de papeles no son los que más aportarán a sus respectivas carreras. Lo mismo puede decirse de una serie de artistas comprimarios indistinguibles, entre la muchedumbre, que deambulaban por el escenario.

Entre las damas, Amelia Sierra como Madame Lidoine mostró las posibilidades contundentes de su instrumento; Patricia González como Blanche, Vera Cirkovich como Madame de Croissy y Adriana Mastrángelo como María de la Encarnación, lograron una muy buena interpretación, sobre todo en las partes dramáticas, aun con el pero de que por momentos llegaron a cierta estridencia innecesaria.

El vestuario de Luciana Gutman funcionó en su diseño, si bien algunas carmelitas que asistieron a una de las funciones advirtieron que los colores en los hábitos no coincidían con los verdaderos que ellas usan. Quizá fue una licencia para efectos escénicos y lumínicos. En realidad, nada grave.

Por lo que se refiere a la parte musical, Stefano Lano ofreció una extraordinaria interpretación al frente de la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes, este último preparado por Pablo Varela. Lano extrajo sutilezas, brindó equilibrio y, por mucho, dejó una impresión superior de la que mostró con la Orquesta del Teatro Colón en su debut en la Turandot del Auditorio Nacional, en días pasados.

En resumen, puede ponerse una estrella a esta producción importada de Buenos Aires, Argentina, pero a la Compañía Nacional de Ópera, al menos en su nulidad de producción propia que genera malos aires para el quehacer lírico nacional, tendríamos que darle, en palabras célebres de Chabelo, “una espantosa X”.