Wednesday, July 21, 2010

Missing: Fuguet narra de verdad



UPDATED: Por estos días, Alberto Fuguet visita México. Estuvo en el Hay Festival of Literature an the Arts de Zacatecas hablando de libros y cine. Igual presentó Velódromo, su nuevo largo. Y ahora anda en DeEfe, para promocionar Missing, su más reciente libro-investigación, publicado por Alfaguara Chile en 2009, y que ya llegó a nuestro país. Hace unos tres meses, en avanzada, escribí sobre ese libro. Creo que viene bien repostear el texto. Aquí va.

Hoy publiqué un texto en el periódico Excélsior sobre el libro Missing de Alberto Fuguet. Como lector, siempre me entusiasma que el autor se la juegue con un tema que le afecte. Eso garantiza cercanía, involucramiento y, de alguna forma, uno siente que ha valido la pena leerlo. Que no se desperdició tiempo, esfuerzo, ni dinero. Fuguet aquí se la juega, con un auténtico tour de force que como lector no puede más que leerse con avidez y al final agradecerse. Bien. Eso. Coloco el texto a continuación.

Excélsior 20-abril-2010
Fuguet narra de verdad
x José Noé Mercado



En la entidad narrativa del escritor y cineasta chileno, Alberto Fuguet, se distinguen temas que se le volvieron obsesiones y fuente de creación, desde sus primeras obras. La fascinación por la oveja negra, por la persona que se pierde, que se sale del camino y se va en aras de encontrar su lugar en el mundo, es una de las más fuguetianas y está presente en Missing (Alfaguara, 386 pp.), su más reciente libro, que en julio llegará a México.

Novela de no ficción o documental por escrito, Missing muestra en funcionamiento la cantera y la maquinaria creativa de Alberto Fuguet, quien aparece como personaje en este libro y a través de su narración convierte a su familia, con nombres y apellidos reales, en protagonista de una saga emocionalmente intensa y conmovedora.

La desaparición de uno de sus tíos es el punto de partida de esta historia, que su sobrino, Alberto, describe así: “En 1986 mi tío Carlos Patricio Fuguet García se esfumó de la faz de la tierra, desde la ciudad de Baltimore, en el estado de Maryland, Estados Unidos, lejos de su Santiago de Chile natal. Simplemente dejó de llamar por teléfono y las cartas comenzaron a ser devueltas…”.

Los padres de Carlos y sus dos hermanos se habían trasladado a los Estados Unidos de los 60. La posición socioeconómica de la familia en Chile se había venido a pique. “Mi abuelo”, explica Alberto, “era un resentido, un atado de frustraciones, un inseguro lleno de miedos y celos y egoísmos”. Estaba preocupado por el qué dirán y una vez, luego de que perteneció incluso al Stadio Italiano, fue abordado en su taxi por una pariente. La evidencia de ser taxista lo rebasó y partió con el sueño americano en la mente hacia Estados Unidos.


El trasplante, sin embargo, produjo un shock en Carlos, en su naturaleza. Fue llamado al servicio militar, no para combatir en Vietnam, como su hermano Javier, pero sí para estar en una base en Waco, Texas, lo que quizás lo dañó más, porque entró en contacto con el trasnochado ambiente borderline, en la frontera con México. Después se casó con una gringa de piernas largas, aunque no por mucho tiempo. Comenzó a tener problemas con la ley, estuvo preso un par de ocasiones y se volvió un aventurero padrote que lo mismo paseaba en Cadillac, se amanecía en bares de bajo mundo o partía a gastar dinero de desfalcos a Las Vegas.

“Carlos”, dice su sobrino Alberto, “comenzó a vivir uno de los mitos americanos más enraizados. Es decir, la idea de no tener raíces, de andar como rolling stone, de que el camino es tu verdadera casa, de que nunca tienes que anclarte a nadie. Mi tío se transformó en el más americano de mi familia, justamente porque no cumplió jamás el sueño latinoamericano del inmigrante, que me parece una ruleta rusa porque si bien mucha gente gana en ella, aquellos más débiles, la mayoría, pierde. Y pierde mucho”.

Carlos se perdió. “No quería ojos conocidos mirándolo u opinando”, considera Alberto. “Deja de molestarnos, deja de existir. No existes para mí. Sólo me has traído problemas. No queremos verte nunca más. No me interesa que seas hijo mío”, le dijo vía telefónica Jaime Pedro Fuguet Jover a Carlos, quien sencillamente obedeció.

“En ese momento, Carlos desaparece del mapa”, detalla Alberto, “lo fascinante es que en mi familia nadie lo buscó. Era como decir: por qué vamos a andar buscándolo, si ya jodió demasiado. Ahí es cuando consideré que yo podría entrar en esta historia. Ahí, digamos en 2003, inicia mi investigación como periodista y escritor. Consideré que a mí me tocaba buscarlo, real y literariamente. Cualquiera que fuese el resultado: si aparecía muerto, preso, en una secta de mormones o dueño de un imperio porno en el valle de San Fernando, el resultado sería satisfactorio. Habría libro igual”.

En efecto, Alberto Fuguet aparece en Missing como detective, pero no uno salvaje. Se transforma, más bien, en un investigador minucioso y sensible que desentraña los hilos de su familia y de él mismo. Como personaje, es motivado por la admiración y el aprendizaje de una vida que no tuvo, pero que pudo tener y por eso termina comprendiéndola a modo de exorcismo.

Pero es como narrador que Alberto Fuguet será recordado en Missing. Con una escritura resuelta y provocativa que encuentra una sobredosis de matices en sus personajes y circunstancias. Con una prosa ágil y una estructura que en su reflejo de libertad en buena parte del libro aparece con letra minúscula y ni siquiera llena la página, Missing contiene emociones y tempestades, pero se mantiene bajo control absoluto del autor. Desde luego, para saber el resultado y los detalles de la investigación hay que leer el libro. Aunque sería impreciso decir que Alberto Fuguet encontró a su tío. En rigor, quienes lo encuentran son los lectores de Missing.

Replicante julio-2010


UPDATED: ABAJO COLOCO EL BOLETÍN COMPLETO DE ESTA EDICIÓN.

La revista Replicante, en su edición de julio, aborda como tema central el periodismo y los periodistas. Numerosas plumas brindan diversos enfoques y lecturas sobre la actualidad del ejercicio periodístico en nuestro país y en el mundo. Igual vienen una gran cantidad de temas, secciones, columnas y demás contenidos que hacen de esta publicación cultural una de las mejores.

Yo escribí un ensayo sobre los Retos periodísticos del siglo XXI, y ahí reflexiono sobre periodismo digital, medios convergentes, redes sociales, ética, periodismo contextualizado, la esencia del oficio-profesión, y, creo, mucho más. Para leerlo, aquí dejo de nuevo el link.

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Replantear el periodismo en la era de la (sobre)información

Joseph Pulitzer

La revista cultural Replicante lanza su cuarta emisión digital con un tema siempre actual y polémico: el de los profesionales del periodismo. En los primeros diez años de este siglo el periodismo ha enfrentado nuevos retos, como el de los usuario-lectores de la Red, los formatos multimedia y los metamedios, la inclusión de nuevos observadores-relatores (el llamado “periodismo ciudadano”), la figura del defensor del lector, la nueva dinámica en la era de la información y, en suma, cómo abordar una nave que ha zarpado hace ya más de dos décadas, como apunta José Noé Mercado en “Retos periodísticos del siglo XXI” y lo expresan periodistas y analistas como Gerardo Galarza (Excélsior); José Gil Olmos (Proceso); Alejandro Hernández (consultor en Comunicación política); Carlos Ramírez (columnista de El Financiero y director del Grupo Transición) y Raúl Trejo Delarbre (investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM), entrevistados por Ariel Ruiz Mondragón.

En este contexto, los mismos periodistas escriben y reflexionan sobre su trabajo. También académico, Juan Carlos Núñez pregunta “¿Para qué queremos periodistas?”, a la vez que el investigador español Pablo Santiago hace un necesario “Elogio del periodista indeseable”, aquel que desvela la corrupción y el mal funcionamiento de una sociedad. Luis Castrillón entrevista a Jean François Boyer, director de Le Monde Diplomatique en español, que descubre las falacias en torno de los “periodistas ciudadanos”, en tanto que Édgar Velasco señala los límites entre lo público y lo privado ante el vértigo de la información electrónica.

Hunter S. Thompson

Casos de corrupción, violencia y poder son expuestos por Diego Enrique Osorno (las mujeres golpeadas y violadas en Atenco), Juan Carlos Hidalgo (el caso de “La Sosa Nostra”) y Édgar Onofre (“La amistad en la nómina”). Por su parte, Miguelángel Díaz Monges pinta un memorioso y cálido retrato de uno de los mayores periodistas culturales mexicanos: Huberto Batis; Avelina Lésper escribe esta vez sobre el fallido periodista cultural que sucumbe ante el boletín de prensa, y Jorge Flores-Oliver, además de las semblanzas de dos grandes: Norman Mailer y Hunter S. Thompson, hace el recuento de los mejores exponentes de la literatura gráfica y su versión de los grandes acontecimientos de la historia reciente.

Ante la muerte de Carlos Monsiváis y José Saramago los periodistas y escritores Malú Huacuja del Toro, Alberto Chimal, José Israel Carranza y otros expresan testimonios y memorias en torno de dos de los intelectuales más controvertidos de las últimas décadas.

Además, en las distintas secciones deReplicante se ofrecen los habituales ensayos literarios, crónicas y reseñas sobre temas tan diversos como el documental de Oliver Stone Al sur de la frontera, sobre Hugo Chávez; la crítica del reality showdel Canal 22 Opera prima, y las galerías de plástica y gráfica, entre muchos contenidos más de arte, literatura, cine, música, cómic, política y sociedad.

Los columnistas de Replicante también abordan en esta edición temas relacionados con el periodismo, las narrativas transmediáticas, la literatura gráfica, el teatro, la política, la música experimental, la tecnología y los viajes alrededor de la Red.

Thursday, July 15, 2010

Metido en el mismo saco


"El primer capítulo consistía en una especie de declaración de guerra donde Blomkvist no se mordía la lengua.

"Durante los últimos veinte años, los periodistas de economía suecos se habían convertido en un grupo de incompetentes lacayos que, henchidos por su propia vanidad, carecían del menor atisbo de capacidad crítica. A esta última conclusión había llegado a raíz de la gran cantidad de periodistas de economía que, una y otra vez, sin el más mínimo reparo, se contentaban con reproducir las declaraciones realizadas por los empresarios y los especuladores bursátiles, incluso cuando los datos eran manifiestamente engañosos y erróneos. En consecuencia, se trataba de periodistas o tan ingenuos y fáciles de engañar que ya deberían haber sido despedidos de sus puestos, o —lo que sería peor— que conscientemente traicionaban la regla de oro de su propia profesión: la de realizar análisis críticos para proporcionar al público una información veraz. Blomkvist reconocía que a menudo sentía vergüenza al ser llamado reportero económico, ya que, entonces, corría el riesgo de ser metido en el mismo saco que las personas a las que ni siquiera consideraba periodistas".


"Los hombres que no amaban a las mujeres"
Stieg Larsson

Friday, July 09, 2010

Tú sí estás nominado: Ópera donde la ópera no abunda

Coloco el texto que publiqué en el periódico El Financiero sobre Ópera Prima: Las voces del Bicentenario.

Antes, un breve apunte sobre el rating que no pude incluir en el texto por cuestión de espacio: el público potencial al que se alude es de 25 millones de espectadores (por programa), pues la cobertura de Canal 22 es principalmente la Ciudad de México en señal abierta y por cable el resto de la república y algunos puntos de Estados Unidos.

Si Ópera Prima tuvo una audiencia total de entre 750 mil y un millón de espectadores (después de 7 programas, o sea antes de la gala final) estamos hablando de un rating aproximado de entre 0.42 y 0.57 puntos. Para entender estas cifras, es necesario consignar que el rating promedio de Canal 22, según su Subdirectora General de Programación y Producción, Eva Villarreal, es de 3.5 puntos. Villarreal, en el marco del 46 Festival Internacional de Televisión Praga Dorada, celebrado en República Checa en 2009, también expresó que las transmisiones de ópera en la televisora suelen tener un rating de 0.10 puntos. Es decir, Ópera Prima superó y por mucho ese rating operístico, aunque quedó por debajo de su promedio general.

Aunque no debe confundirse con el rating de las televisoras comerciales de cobertura nacional, cuyo universo de espectadores es distinto pues se calcula sobre una base de 28 ciudades en todo el país. En cualquier caso, todo rating es aproximado porque tiene diversas variables.

Eso. Dejo aquí el texto.

El Financiero
Miércoles 7 de julio de 2010
Tú sí estás nominado
Ópera donde la ópera no abunda
Por José Noé Mercado


1
El doctor Sergio Vela Martínez, ex presidente de Conaculta, explica los puntos a evaluar, emite juicios y traduce. Le acompañan en el jurado la soprano neoyorkina Julia Migenes; Alonso Escalante, director de la CNO; Xavier Adenot, representante de la Ópera de Massy; y el escritor y sabio Ernesto de la Peña.

Durante la última gala de Ópera Prima, el pasado 27 de junio, en el Teatro de las Artes, los miembros del jurado se dicen complacidos y en ratos extasiados, no obstante alguna pálida crítica perdida en la retórica, con los 5 cantantes finalistas, de quienes ya conocimos familias, pasiones desde niños, lo mucho que le deben al cuerpo docente de esta academia lírica de dos meses de duración y del que se han despedido con furtivas lágrimas a cuadro.

Como al jurado, las sopranos Patricia Santos, Leticia Vargas y Linda Gutiérrez; los tenores Alan Pingarrón y Ángel Ruz, cada uno con dos arias acompañadas por la OSJCCH y Enrique Barrios, extasían a un público VIP que no necesita vuvuzelas para ensordecer incluso al auditorio que sigue el evento por televisión, radio o Internet. La conducción de Claudia Ramírez, pionera de la serie, a la que se integró Julio Patán, hoy cuenta con Nicolás Alvarado y Jacaranda Correa para hacer más llevadera la transmisión que durará casi 4 horas.

2
Pocos proyectos operísticos en nuestro país presumen tantas instituciones en su organización y patrocinio como Ópera Prima: las voces del Bicentenario. SEP, Canal 22, Conaculta, INBA, Fonca, SNFM, CNO, FIC, Cenart, Pro Ópera A.C. o SIVAM, son muestra de los organismos que comprometieron recursos y esfuerzos para promover la ópera, descubrir talentos y la creación de público.

Nadie puede criticar una intención tan loable. Sin embargo, ante la realidad operística de México a nivel federal: la falta de un teatro propio, de actividades de alcance nacional, de presupuesto suficiente para operar con dignidad, de un catálogo de producciones de repertorio básico, de temporadas planeadas con anticipación, de funciones que generen el empleo necesario al talento que tenemos, decepciona el rostro del proyecto elegido: un reality show.



FOTO: CONACULTA

3
El reality show es, al lado del talk show, un formato cumbre de la neotelevisión, que se distingue de la paleotelevisión por insertar de modo más activo, real o simulado, a la audiencia.

Además de legitimar el discurso autorreferencial del emisor: tele sobre programas de tele, la inclusión de gente que muestra su vida real busca en primer lugar el rating entre la multioferta de contenidos y la tiranía del homo zapping que caracterizan la neotelevisión.

Para ello recurre a técnicas de seducción como aligerar contenidos, dirigirse al lado emocional del telespectador -la discapacidad es oro para el rating- o la hibridación de géneros que mezclan información y espectáculo, realidad y ficción.

Un reality show no muestra la realidad, sino deformaciones de ella. Pero la idea es que el espectador perciba una realidad más real y preferible a través de la televisión. Es hiperrealismo virtual. O, en palabras de Gérard Imbert, “una oferta de realidad con un componente imaginario fuerte”.

4
Paty, Alan y Linda obtuvieron los tres primeros sitios y 30 mil pesos mensuales por tres, dos y un año, respectivamente. Alan Pingarrón, quien es invidente, ganó además el Premio del Público consistente en 50 mil pesos. Los tres participarán en diversos conciertos bicentenarios y la ganadora cantará en una producción de la CNO, otra de la Ópera de Massy y una más del Teatro Argentino.

La vida profesional de los finalistas quizás cambie por este concurso. La situación operística de México difícilmente. Pero ésa no es responsabilidad de Canal 22 ni de un programa de televisión por más cultural que sea, sino de las instituciones de Estado encargadas de hacer ópera en México, que esta vez apostaron por el show.

Ópera Prima debe evaluarse en sus propios parámetros: una televisora pública, abierta y cultural, que optó por un género típico de la pantalla comercial. Su director, Jorge Volpi, anunció que el proyecto tendría un costo de 8 millones de pesos. Se recibieron 715 solicitudes para participar, se eligieron 22 concursantes, en un país de 108 millones de habitantes. Volpi habló inicialmente de un público potencial de 25 millones de espectadores. Luego de siete programas, declaró que Ópera Prima tuvo una audiencia de entre 750 mil y un millón de espectadores.

No son cifras exitosas para un reality. Pero quizás el verdadero éxito de Ópera Prima sea óptico, de encuadre. Acaso sin querer, logró captar un mundillo de ópera donde la ópera no abunda. De talentos esforzados por cumplir sus sueños, con ayuda de algún maestro o mecenas. En el que también pululan suspirantes al borde de la crisis vocacional, docentes chantas, funcionarios destronados con ansias de reivindicación, cantantes desbielados que aconsejan, opinadores quedabien y viejas figuras con nostalgia de candilejas.

Todo como híbrido, como mezcla de política pública cultural y programa de televisión crossover que interesó a los protagonistas y extras del show, mientras salieron en él. A pocos más. Por eso mismo, Ópera Prima, tú sí estás nominado.


Monday, July 05, 2010

Antes de medianoche: La Cenicienta en el Cenart

Fotos: INBA

Para quienes me han dicho que en las recientes semanas sólo estaba inmerso en comentar la justa mundialista, y para quienes amablemente siempre se interesan en mis textos, aquí dejo lo que escribí sobre La Cenerentola de la CNO en el Centro Nacional de las Artes, y que se publicó hoy en el periódico El Financiero.

Y sí. En efecto. No he visto los 60 partidos de la Copa Mundial de Futbol Sudáfrica 2010 jugados hasta el momento, pero casi. Aún quedan 4 encuentros. Martes y miércoles vendrán las semifinales. Veamos qué ocurre. Ojalá una final Holanda - Alemania, que gane el equipo de Joachim Löw. Pero igual he craneado varios textos en estos días sobre varios temas. Sobre lo operístico, lo que escribí sobre Ópera Prima, pronto. Mientras esto.

Eso.






La Cenicienta
Lunes 5 de julio de 2010
Antes de medianoche
x José Noé Mercado


La ópera en México se volvió un cuento de hadas: el de La Cenicienta. Esta vez no porque la Compañía Nacional de Ópera (CNO) haya sido tantas veces la hermana maltratada de entre las instancias culturales de nuestro país: sin teatro, con presupuesto insuficiente y tardío. Tampoco por su toque de irrealidad y farsa por el que se escurren títulos largamente planeados y jamás presentados. Ni siquiera porque haya para quien esta institución esté muerta, cuando acaso más bien espera al príncipe azul que cambie su circunstancia.

Lo fue porque los pasados 13, 15, 17 y 20 de junio, en el Teatro de las Artes, la CNO presentó La Cenerentola de Gioachino Rossini, en una nueva producción en la que Juliana Faesler se encargó de la dirección de escena, iluminación y en escenografía compartió créditos con Moza Saracho, quien igual diseñó el vestuario.

Se trató de una propuesta refrescante, porque si bien es una ópera del repertorio belcantista tradicional, se distinguió por salir de la rutina y de las machacadas opciones que suelen configurar las temporadas líricas en México.

Sin dejar de percibir, no obstante, lo que parecería fuerte influencia de otras producciones en la puesta en escena, como la de Joan Font para el Liceo de Barcelona, en la que unos ratones lubrican las acciones al tiempo que son “el cojín emocional que acompaña a La Cenicienta”, en palabras del director artístico de Els Comediants. En región 4 en el Teatro de las Artes, y sin vestir de verde en saludable ignorancia de tiempos futboleros, estos ratones se dispusieron para aligerar la obra al público infantil, pero de tanto se volvieron hiperlactantes y más que acompañar existencialmente a la protagonista distrajeron el foco escénico a lo clown todo el rato.


La mezzosoprano Guadalupe Paz debutó en un protagónico, el de Angelina. Su Cenicienta contó con bellas tonalidades oscuras, aunque algo disparejas. El instrumento vocal de Paz no maneja un vibrato adecuado para hacer correr el sonido por el teatro y a ratos se atora o se opaca, dificultándole las coloraturas o haciéndola abandonar el belcantismo y caer en la estridencia. Histriónicamente aún no encuentra suficiente soltura y no permitió olvidar que estaba debutando.

El bajo Noé Colín, con la experiencia de cantar durante varios años en teatros europeos, hizo de Don Magnifico un adjetivo para su desempeño. Gracioso y creíble, es una de nuestras voces graves más importantes a nivel internacional. No se quedó atrás el barítono Josué Cerón, como Dandini. Su “Come un’ape nei giorni d’aprile” fue prueba depurada de línea de canto, flexibilidad vocal y estudiado estilo belcantista.

El tenor colombiano Hans Ever Mogollón cumplió en su papel de Don Ramiro. No se trata de un heroico rossiniano a la usanza florezina, pero cantó con dignidad, incluso cuando se le disfrazó ridículamente de arbusto de osito. El elenco fue completado con buena factura por el Alidoro del bajo Luis Rodarte, la mezzo Gabriela Thierry como Tisbe y la Clorinda de Zaira Soria, joven soprano que dejó grata impresión escénica y vocal.

Al frente de la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes (con dinámico trazo impuesto por Faesler y notable participación preparada por Maurizio Baldín), el francés Sébastien Rouland brindó una continuidad musical ágil, propicia para Rossini, y dio soporte eficiente a los solistas al entender sus tiempos.

Esta Cenerentola tiene un balance positivo y deja la impresión de que no es tan difícil alcanzar un nivel mínimo aceptable en lo que presenta la CNO. Pero quizás ese parecer fue sólo porque al término de las funciones aún era antes de medianoche, puesto que la calabaza seguirá ahí. Al revisar lo escaso que será este arte para lo que resta del año, la sensación de que se romperá el encanto no desaparece y ningún príncipe da color aún. En todo caso, con hadas o sin hadas, el único final feliz y aceptable será que la ópera en México deje de ser un cuento.

Saturday, July 03, 2010

Pro Ópera julio-agosto 2010



Bien.

Vienen varios textos míos, entre ellos esta entrevista con la soprano argentina Paula Almerares.

Hay que leerla. La edición también está ya en línea.