Wednesday, October 26, 2011

Butterfly, la renegada

Fotos: Lázaro Azar

He estado escribiendo varios textos. Ésa es la razón principal de que no actualizara este blog en los últimos días. Pronto más detalles sobre eso que he estado escribiendo. Por ahora, coloco mi texto sobre la Madama Butterfly que se presentó hace unas semanas en Bellas Artes. Se publicó ayer en El Financiero. Eso.

Periódico El Financiero
Martes 25 de octubre de 2011
Butterfly, la renegada
x José Noé Mercado

Madama Butterfly de Giacomo Puccini ocupa el octavo lugar entre las óperas que más se representan actualmente a nivel mundial. Superado su fracaso inicial en Milán, en 1904, esta obra que cuenta con libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa se impuso como una de las más gustadas del catálogo lírico y es llevada a la escena una y otra vez, temporada tras temporada en todo el planeta, hasta convertirla en una trillada y escasamente novedosa muestra del anquilosamiento y conformismo estético que padecen algunos sectores operísticos.

Ello, en fusión con la modorra lírica propia de la Compañía Nacional de Ópera, agazapada en fórmulas de programación y conformación de elencos sin mayor destello desde hace tiempo, hace una obviedad que again, one more time, se recurriera a Butterfly para presentarla en una nueva producción en el Teatro del Palacio de Bellas Artes, con funciones los pasados 18, 20, 22 y 25 de septiembre.

El principal interés de este montaje, surgido por una aparente relectura de la directora de escena y diseñadora de escenografía Juliana Faesler a la historia de la renegada japonesa Cio-Cio San, en el fondo terminó por diluirse porque más que una reinterpretación válida, polémica o incluso escandalosa, ofreció una inocultable especulación a la trama, al libreto y a la esencia (in)moral del personaje de Pinkerton.

De turista sexual en Japón (¿alguien duda que eso es Pinkerton, antes que oficial de la marina norteamericana?: “un teniente cachondo y medio pervertido”, califica Octavio Sosa en el programa de mano), traspatio de sus correrías donde contrae un matrimonio banal y embaraza a la gringófila y boba Butterfly con engaños amorosos de por medio, al final pasa a ser un viejo en silla de ruedas y atormentado por su actuar en aquella aventura de juventud, lo que alivia suicidándose de un tiro. Esto último, por cierto ya reniego de Faesler a lo firmado por Puccini, empequeñece el harakiri de Butterfly con el que buscó recuperar su honor y el final intenso y dramático con el que cierra la obra. A Pinkerton lo ennoblece, le crea sentimientos política y moralmente correctos y lo redime.



Las sopranos Violeta Dávalos y Maribel Salazar alternaron en el rol protagónico. Dávalos brindando un personaje porfiado en sus afectos, de gran intensidad, con una emisión creciente en calidad durante la función, aunque de fraseo corto, interrumpido por excesivas respiraciones y ataques de forte para arriba, más propicios para el fuaaa, que para darle matices y colores a la tragedia de la japonesa. Salazar confeccionó un personaje frágil, ilusionado, proyectando cierta ingenuidad a través de una voz muy dulce y cálida, que despierta en el público dolor genuino ante su infortunio.

Como Pinkerton, el tenor José Ortega, originario de Ciudad Juárez, demostró que es un cantante decoroso, con un buen centro vocal, si bien su emisión se estrecha en el registro agudo y estrangula un poco el sonido. La mezzosoprano Guadalupe Paz ha tenido como Suzuki una de sus mejores actuaciones en nuestro país, gracias a un color bello y ahora sí parejo, estable en todo su canto, mientras que Encarnación Vázquez, alternante del rol, mostró su larguísima experiencia en esta obra, mismo caso del barítono Jesús Suaste, un hipócrita pero finalmente comprensivo Sharpless. Es destacable el Goro del tenor Gerardo Reynoso y, sobre todo, el vocalmente estupendo Bonzo del barítono Óscar Velázquez.

El Coro del Teatro de Bellas Artes sigue ganando nivel, gracias al encomiable trabajo de su preparador, el catalán Xavier Ribes. Para hablar de la orquesta, sería necesario referirse al concertador Ivan Anguélov, pero quizás nadie mejor que Jaime Ruiz Lobera, director de la CNO, pueda explicar a detalle sus virtudes, que deben ser hartas como para mantenerlo al frente de la agrupación pese a saber que el nombre del director búlgaro salió a relucir en las quejas públicas de cantantes femeninas que aseguran haber padecido su acoso en el más reciente Concurso de Canto Carlo Morelli. Entonces, pidámosle que hable.

2 comments:

  1. COMO NO ME INVITASTE, NO ME IMPORTA. NO, NO, LO IGNORO POR MÁS QUE PUDIERA ESTAR INTERESANTE.

    ¡BAH! SOLO PORQUE ESCRIBES LIBROS ÚTILES Y PERTINENTES TE CREES MUCHO.

    ReplyDelete
  2. no sabía que te apasionaras tanto por madama butterfly, para la próxima te invito.
    gracias, porque sé que seguro sí leíste el texto.

    ReplyDelete