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miércoles, abril 18, 2012

Clasificación A: La traviata en Bellas Artes

Fotos: Lázaro Azar

Había colocado hace unos días el link a mi crítica en italiano de La traviata en Bellas Artes. Aquí comparto la versión publicada en español.

Periódico El Financiero
Martes 17 de abril de 2012
Clasificación A
La traviata en Bellas Artes
x José Noé Mercado


En memoria de Galita, ya un ángel amado

Presentar por estas fechas La traviata de Giuseppe Verdi puede entenderse como un previo a la oleada de festejos por el bicentenario natal del llamado Oso de Busseto que en 2013 seguramente emprenderá buena parte de los teatros líricos del mundo. Aunque también, en rigor, puede no ser sino una muestra más de que no se sale de la misma programación de siempre. Tan clásica como trillada. Inmortal y exangüe al mismo tiempo. Tan operística.

El caso es que la Compañía Nacional de Ópera ofreció con dos elencos una nueva producción de La traviata, obra originalmente estrenada en 1853, en La Fenice de Venecia, con funciones los pasados 15, 18, 20, 22 y 25 de marzo, en el Teatro del Palacio de Bellas Artes, como parte de su Temporada 2012.

El primer elenco estuvo encabezado por la soprano Leticia de Altamirano en el rol de Violetta Valery, un personaje complejo de interpretar no sólo por sus transiciones anímico-dramáticas que se traducen en retos vocales y expresivos formidables, sino también por la amplia lista de enormes cantantes que han dejado su impronta de este papel verdiano por excelencia en el inconsciente colectivo de cualquier melómano medianamente informado y que nadie que intente abordarlo debería ignorar antes de esculpir su propia creación.

De Altamirano cumplió una labor decorosa, sobre todo si se considera lo emergente de su invitación para estas funciones que originalmente protagonizaría María Alejandres, la (joven) soprano mexicana de mayor proyección en el mundo lírico. Su voz no tuvo dificultades para alcanzar las notas debidas, pero a cambio su instrumento mostró una fragilidad similar a su actuación. Con cierta dificultad para apoyar el registro grave, sin peso histriónico ni punch para proyectar y sostener las partes más dramáticas. De Altamirano, quinto lugar del reality show Ópera Prima de Canal 22; Marie en La fille du régiment en julio de 2011 en Bellas Artes, llegó a esa resbalosa línea que inexorablemente divide los talentos promisorios de las realidades concretas. ¿Será capaz de cruzarla?

El tenor Arturo Chacón bordó de lirismo el rol de Alfredo Germont. Con un timbre cálido y sobre todo con experiencia y soltura escénica crecientes (Chacón debutó en enero pasado en la Scala de Milán, como Hoffmann), el cantante aportó el mayor atractivo de esta producción. El barítono Luis Ledesma interpretó un no muy enérgico Giorgio Germont, de voz y dicción algo masticada y gutural, pero después de todo solvente. Margarita Botello, Ramón Yamil, Alejandro López, Octavio Pérez, Roberto Aznar y Elizabeth Mata complementaron el elenco con actuaciones convincentes de sus respectivos partiquinos.




La puesta en escena de David Attie, con escenografía e iluminación de Jesús Hernández, intentó pasar como contemporánea en su sentido minimalista, pero resultó definitivamente típica en su lectura. Un marco luminoso de neón para las acciones, al estridente estilo de portaplacas trasero de auto en los 90; un ciclorama con colores que ameritaban gafas oscuras; anaqueles al fondo donde se colocaban cortesanos o el propio Alfredo silueteados a la usanza de producciones recientes como La damnation de Faust o Doctor Atomic en el Met de Nueva York; sillas y acarreos de ellas seguro con más carga simbólica que el laberinto en Borges; desenfrenos fresas o un aljibe que se abre de pronto en el piso para remarcar lo obvio: la distancia entre los personajes, fueron parte de un montaje que recibió del público sendos abucheos. Que ni siquiera debió afrontar ráfagas triturantes de ellos por una puesta polémica o escandalosa, sino las guasonas salvas y cuetones de quienes no encontraron en su propuesta descubrimiento alguno en la lectura de la trama, en la caracterología de los personajes o en la estética de esta obra que cuenta con libreto de Francesco Maria Piave, basado en La dama de las camelias de Alejandro Dumas.

El Coro del Teatro de Bellas Artes, bajo la preparación del catalán Xavier Ribes, volvió a ofrecer una actuación emotiva y de buena factura técnica. Merecía mejor suerte, igual que la Orquesta y los cantantes, y por extensión el público, que padecer la batuta concertadora del ruso Denis Vlasenko, quien en la última función no se salvó del abucheo. Razones no faltarían para ello. Si no por su sonido más decolorado que ropa negra olvidada al sol, por tiempos desguanzados, incapacidad para cuidar la emisión de los solistas o por proyectar un carácter musical más de película de Disney que de ópera verdiana. Pero más seguramente por una especie de imagen orquestal Clasificación A, es decir, carente de conflicto, sin lenguaje violento, con drama mínimo. Pero, eso sí, no apta para todo público.

Golondrina en invierno: Muerte en Venecia en Bellas Artes

Fotos: Lázaro Azar

No había encontrado el momento para subir al blog mi texto sobre la puesta en escena de Muerte en Venecia en Bellas Artes. Ahora lo comparto.

Periódico El Financiero
Martes 13 de marzo de 2012
Golondrina en invierno
Muerte en Venecia en Bellas Artes
x José Noé Mercado

Gustav von Aschenbach (personaje protagonista de Muerte en Venecia, la última ópera de Benjamin Britten) no es el tipo de escritor que leería en estos momentos de mi vida. Y no por su falta de determinación para nombrar y explorar con ojos abiertos lo que le sucede en realidad, caso típico de homosexualidad reprimida por prejuicios atávicos y convenciones sociales de su época que le atormentan porque desearía salir del clóset en su vejez atraído por un jovencito. Tampoco evitaría sus novelas porque es un creador incapaz de encontrar verdad alguna en sus ficciones reflexivas disfrazadas de conflicto entre lo apolíneo y lo dionisiaco, y una retahíla interminable de divagaciones y peroratas interiores que espeta al público en su contemplación psicologizante. 

Dejaría los libros de Aschenbach en el estante porque de un tiempo a la fecha me identifico con la perspectiva de Chuck Palahniuk –El club de la pelea, Asfixia, Snuff, entre otras novelas- expresada en entrevista con la periodista chilena Paulina Arancibia: “No puedo terminar la lectura de ningún cuento ni de un libro en que no suceda nada realmente. Esos que al comenzar a leer, los personajes piensan y piensan en vez de actuar. Prefiero leer sobre un tipo que actúa mal en vez de uno que piensa. No, los libros y la lectura ya son lo suficientemente aburridos; los personajes deben tomar tanta acción como sea posible, engendrando, provocando tantos acontecimientos como puedan. La idea es que no aburran. Ya hay bastantes autores aburridos”.

En ese sentido, existe un mar de disquisiciones estético-filosóficas menos plomizas y hasta entretenidas de lectura prioritaria a las de Aschenbach. Al menos para mí.

Es por ello, y por un resultado sobresaliente y entretenido, que resulta tan meritoria la producción de Muerte en Venecia con la que la Compañía Nacional de Ópera inició su Temporada 2012, con cuatro funciones: 2, 5, 7 y 9 de febrero en el Teatro del Palacio de Bellas Artes, de la reposición de este montaje estrenado en el Teatro Julio Castillo en 2009. 




Escribí en ese entonces, y luego de presenciar la última función de este ciclo reafirmo que Jorge Ballina logró hacer magia auténtica, artilugios escénicos que lograron dar verdad a lo que no es. Su diseño de escenografía pareció partir de un nada por aquí, nada por allá, para de pronto, con un mecanismo preciso e ingenioso, hacer aparecer embarcaciones navegantes, puertos, lobbys, elevadores y cuartos de hotel, playas, callejones, canales de agua y muchos otros contextos necesarios para el desenvolvimiento de la trama que se basa en la novela homónima del Premio Nobel de Literatura 1929 Thomas Mann, y que Britten estrenó en 1973 con libreto de Myfanwy Piper .

Ballina reiteró que como escenógrafo es un ilusionista. Y su dirección escénica, en 2009 debutante, parte de una fluidez y teatralidad pocas veces vistas en la escena operística nacional, en perfecta sincronía, además, con la iluminación de Víctor Zapatero y el vestuario de Tolita y María Figueroa.

El elenco fue encabezado por el tenor estadounidense Ted Schmitz, con emisión algo estrecha en la zona alta, pero de gran resistencia y musicalidad, que unió a un conocimiento inobjetable del rol de Aschenbach. El barítono Armando Gama interpretó siete papeles breves de la obra (Viajero, Catrín, Gondolero, Gerente de hotel, Barbero, Jefe de cómicos, Voz de Dioniso), con prestancia vocal e histriónica crecientes. Como Apolo, el contratenor Santiago Cumplido ofreció una actuación solvente. 

La Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes configuraron una lectura bien trabajada y expuesta, con particular relieve en los pasajes dancísticos, bajo la batuta concertadora de Christopher Franklin. Este montaje fue tan redondo y logrado que hizo pensar a los ingenuos que nuestro sistema de producción operístico goza de cabal salud. Aunque en rigor no es así. Muerte en Venecia fue nada menos, pero por el momento nada más, una golondrina en invierno.

lunes, abril 02, 2012

Replicante marzo-2012 -- King del Terror


La revista Replicante dedica su tema principal de marzo al Cine, otra mirada. Ahí viene, entre una buena cantidad de textos, una entrevista muy buena de Paulina Arancibia a Irving Welsh, en la que aborda la transición de una obra literaria al cine, a partir de la mirada del autor de Trainspotting, tan icónica de los 90.

stephen-king.jpg
Stephen King

Yo publico King del terror, un ensayo sobre la obra de Stephen King y las adaptaciones de que ha sido objeto. Incluidas las numerosas películas que retoman historias del maestro de lo macabro. Aquí el link a ese texto.

Y dejo igual link al índice completo de la edición de marzo. Eso sería.

Recensioni


Desde hace tiempo, algunos de mis textos sobre la ópera en México son traducidos y publicados en italiano en la revista GB Opera, que dirige con gran visión su fundador Giorgio Bagnoli.

Es un gusto ser traducido, ser publicado en Italia y, sobre todo, experimentar la completa libertad de ser leído con genuino y estricto interés lírico.

Coloco links para que puedan leer algunas recensioni. Eso sería.

La traviata al Bellas Artes, marzo de 2012.

The turn of the Screw en el Centro Cultural Universitario.

Le nozze di Figaro en Cuernavaca.

Tosca, Città del Messico.

Rusalka.

La mulata de Córdoba - La vida breve.