Apocalipsis zombi:
La putrefacción de un Estado*
·
El pasado
13 de mayo se presentó en el Librerías Gandhi – Sucursal Mauricio Achar, Apocalipsis
zombi (Ediciones B México, 2017), la más reciente novela del periodista y
escritor José Noé Mercado. Se trata de una historia apocalíptica en la que el
autor tiene la necesidad de hablar del México actual, “pero no a través de la frontalidad sino del género fantástico”, dice el dramaturgo Richard Viqueira,
desde la mesa de presentadores. “Apocalipsis
zombi crea una senda de ficción que nos confronta con nuestro subconsciente
colectivo de una manera más aterradora”, sentencia Viqueira, quien a través del
siguiente texto deshilvana las costuras de una novela que, en poco tiempo, se
ha transformado en uno de los más peligrosos virus del Distrito Mexicano.
Por
Richard Viqueira**
¿Qué pasa cuando la conducta humana está puesta al límite?
Sabemos lo que ocurre ante un tornado, un sismo o un
tsunami. ¿Pero qué sucede cuando los muertos acechan a los vivos? Y no me
refiero precisamente a los cuarenta y tres, aunque también. En este país, los
muertos son la condición y la vida plena la excepción.
Escape de la librería
Pongamos un ejemplo: hoy acudimos a la presentación de su
libro; pero imaginemos que por estos pasillos comenzara a circular una horda de
zombis que se abalanza sobre nosotros.
Tendríamos, entonces, que hacernos algunas pregunta básicas.
Para empezar: ¿con que podríamos defendernos? ¿Tomaríamos un ejemplar de la
novela y lo estrellaríamos contra la cabeza de los zombis? ¿Con la botella de
agua; con el micrófono? ¿Agarraríamos una pluma, como escritores que somos, y
la clavaríamos en el ojo de uno de ellos, tal vez en alguno de los asistentes
del público que se haya convertido?
¿Funcionará nuestro plan de telefonía celular o tendríamos
que hacer primero una recarga de veinte pesos en el Oxxo más cercano para poder
llamar al 911 y pedir ayuda? ¿Nos hará caso la operadora o nos transferirá durante
una hora de una extensión a otra? Quizá cuando por fin consiguiéramos
enlazarnos, con todo y teléfono en la mano, en este país estaríamos siendo
devorados por un contingente de zombis hambrientos.
Ese es el tipo de planteamientos que José Noé realiza sobre
este tópico del cine y la literatura zombi.
Otras preguntas: ¿con quién nos aliaríamos y quién se
opondría a nosotros? Quizá el guardia de la entrada sería nuestro más peligroso
opositor; o tal vez uno de los ponentes en esta mesa, ustedes elijan cuál,
terminaría convertido en una fiera que se les echaría encima a dentelladas para
morderlos y ustedes tendrían que defenderse. Realmente imagínense que es probable
que ustedes estén, incluso, más indefensos que nosotros, pues sólo tienen las
sillas o el celular a la mano.
Todos esos ejemplos imaginados son variantes que permiten
comprender lo interesante de esta novela y serían parte de una película clase B
que podría titularse Escape de la
librería Gandhi.
Yo, sin duda, al primero que seguiría en un evento así sería
a José Noé. Él es quien podría sacarnos vivos de aquí porque, como sus
personajes en la novela, sabe las reglas en las que se basa la mitología zombi
y posee las claves de la supervivencia en una circunstancia de tales
dimensiones.
Eso es muy importante. Sus personajes lo aplican en la
novela porque saben lo que se ha hecho en otras ficciones y si funciona o no.
Ésa es una distinción. Porque hay un tipo de universo de la ficción en el que
algo ocurre por primera vez, en lo que sería una especie de pre-universo zombi
en este caso; y otro tipo de universo donde los personajes reconocen lo que
ocurre, pues ya lo han visto, y saben combatir de una u otra manera en esos
escenarios. Este último es el caso de Apocalipsis
zombi.
Por eso seguiría a José Noé, aunque me queda clarísimo que
quizá después nos utilizaría como carnada para rescatar a su familia e irse con
ella. Porque a la hora de salvar la vida, todos somos chilangos.
En un mundo invadido por zombis no se puede confiar en
nadie, pero en México aún menos.
Es así que José Noé Mercado plantea lo que toda magnifica
historia de zombis propone: lo que vendría después del desastre.
Víctimas del
subdesarrollo
En Apocalipsis zombi,
la condición mexicana queda aún más expuesta y ahora sí podemos verla
descarnadamente.
Cuando lo social colapsa, ¿qué queda? ¿Qué tipo de barbarie
se asoma?
Los grandes relatos zombis no se centran en el zombi mismo,
sino en su repercusión social. Desde George Romero hasta José Noé Mercado, el
zombi es la posibilidad de analizar injusticias financieras, desigualdad
social, el peligro de la convivencia, las trampas del escalafón laboral y la
población misma que encuba todo esto.
En México, todos vivimos con miedo, porque aquí en el país todos
somos productores y consumidores del terror a pequeña escala. Para no ir muy
lejos, en el tráfico de la hora pico podemos entrever asesinos y monstruos
circulando a nuestro lado y tocando el claxon sin parar.
Y muchas de las veces, el muerto en vida vive y convive en uno mismo.
José Noé Mercado, con su indispensable libro Apocalipsis zombi, propone una
revolución magnifica al género. Decide emplazar su ficción en el tercer mundo.
Y lanza con esto una perspectiva y aportación extraordinarias: hasta en los
monstruos hay clases.
No es lo mismo un zombi de primer mundo —como en las citadas
películas de Romero—, en donde los temas son la industria armamentística, los
centros comerciales y su capitalismo voraz, el racismo o las revoluciones
armadas de los años sesenta.
No. En su novela, José Noé Mercado presenta un panorama todavía
más desolador y cercano: un zombi víctima del subdesarrollo. Mercado parece
hablar de muertos vivientes, pero en realidad manifiesta un conocimiento y
descripción de su ciudad como un cronista e historiador ejemplar.
Putrefacción serie B
Ahora imaginen huir de zombis, pero por el bosque de
Chapultepec —que en la novela no se llama de esa forma, sino bosque de
Quetzalcóatl—, emblema donde está contenido gran parte de nuestro espíritu
nacional: las batallas que han ocurrido en su castillo, los novios que han
remado en su lago o la sede de la casa presidencial en otro tiempo, nada más.
Sin duda, Mercado elige el lugar más simbólico para hablar
de la monstruosidad de este país y el epicentro de su destrucción. Y cada
temporada —como estructura José Noé los capítulos de su novela—, habla más de
la putrefacción de un Estado que de lo peligroso de un ejército de cadáveres.
José Noé hace una novela serie B con una escritura
intelectual; y además lo hace de modo entretenido. ¿Cuántas novelas de nuestro
panorama pueden preciarse de tener 415 cuartillas que hablen sobre México y que
se lean con tanto placer?
Como en la política, la llegada de los zombis en esta novela
no se explica y tampoco se vislumbra su desaparición. El surgimiento de zombis
en cada contexto de ficción, carece de importancia. En la novela de José Noé
Mercado, quizá sean productos de meteoritos o resultado de la contaminación atmosférica
que nos asalta y mantiene en contingencia con un inesperado Hoy no circula otra
vez.
Los personajes de Apocalipsis
zombi representan valores e intereses chilangos opuestos: intelectuales
contra periodistas, la baja cultura contra la alta, la ópera contra los
videojuegos, la nobleza contra la miseria.
Proximidad al terror
Los protagonistas de la novela también comprenden que no
sólo deben lidiar con los monstruos de ocasión, sino con los monstruos del día
a día en nuestra ciudad. Lo mismo tienen que clavar una espada en el oído del
muerto viviente que se les va encima, que sobrevivir a un secuestro exprés en
nuestra conflictiva metrópoli que no descansa en sus transas ni siquiera en el apocalipsis; lo mismo se le teme a una
avalancha de babosas —como también se
le denomina a los zombis—, que se experimenta miedo profundo al atravesar
sospechosos retenes militares.
Y —quizá una de las críticas más importantes contenida en el
libro— José Noé fustiga el descaro de una televisora que encubre la aparición
de los zombis y difunde en voz de su presentadora estelar la noticia de que
sólo se trata de un intento para desestabilizar al país.
El gobierno, entonces, aprovecha el caos para asesinar a sus
adversarios políticos y a los grupos disidentes con métodos casi calderonistas.
Sin duda, la obra de Mercado infunde terror por lo próxima
que se siente. Los muertos vivientes aún no cruzan por Reforma, pero los
podemos imaginar cerca. Peligrosamente aledaños a nuestra realidad.
Los ecos panistas y priístas laten en las páginas de esta
trama de terror y la vuelven aún más acechante y tóxica. Por suerte, la clase
política no suele leer entre líneas, porque de lo contrario percibiría lo
peligrosa que es la novela Apocalipsis
zombi de José Noé Mercado en comparación con un sinnúmero de ensayos de
temidos politólogos contemporáneos.
Significación grafiti
Existe un dicho popular que siempre se cita ante un hecho
asombroso: “La realidad siempre supera a la ficción”. Pero José Noé Mercado
demuestra lo opuesto: que a través de la ficción se puede calar más profundo
dentro del tejido social.
Si el antónimo típico de realidad es ficción, es porque nos
es imposible intuir que tanto persona como personaje y tanto real como ficticio
son divisiones de ontologías cuando menos equivalentes.
Jacques Cousteau dijo que la película Jaws de Steven Spielberg destruyó la investigación científica sobre
el tiburón blanco y provocó una histeria que derivó en la caza de escualos
hasta su casi total extinción. Una película venció a cientos de documentales y
estudios científicos.
¿Es entonces la realidad más poderosa que la ficción?
Esta novela apocalíptica cumple esa función. Rastrea la
herida nacional hablando de monstruos figurados que evidencian a monstruos
literales.
A través de la ficción, Mercado realiza a la par un libro
documental. José Noé comparte con Guillermo del Toro la necesidad de hablar de
México, del mundo, pero no a través de la frontalidad sino del género
fantástico y poético: una senda que nos confronta con nuestro subconsciente de
una manera más aterradora que las portadas gráficas del periódico La Prensa, que se anuncia como: “el
diario que dice lo que los otros callan”, con excepción del caso del dirigente
mismo del diario que robó artículos deportivos de la NFL.
El grafiti habla más de una sociedad que los monumentos
oficiales que alza el Estado. Ese número 43 clavado vandálicamente a mitad de Paseo de la Reforma contiene mucha mayor
significación que el caballito amarillo.
Así, este libro habla mejor de México que cualquier libro de política en la actualidad. Por eso, cuando José Noé titula su novela con la palabra apocalipsis, quizá no hable del futuro, sino del presente. Probablemente ese apocalipsis ya está en marcha.
Así, este libro habla mejor de México que cualquier libro de política en la actualidad. Por eso, cuando José Noé titula su novela con la palabra apocalipsis, quizá no hable del futuro, sino del presente. Probablemente ese apocalipsis ya está en marcha.
Acompañar a morir
A mi parecer, el zombi también nos enfrenta con el temor más
insuperable que conocemos. ¿Cómo sobrellevar la muerte de las personas amadas?
Uno de los personajes de Mercado decide encerrar en el baño a sus padres
zombis, porque no sabe cómo ser ni parricida ni matricida.
¿Alguien sabe cómo matar al amor de su vida y ser piadoso a
la vez? ¿Alguno de ustedes sabe la manera de admitir la muerte de un hermano y
además rematarlo?
La ficción zombi nos confronta con la responsabilidad sobre
nuestra muerte y la de nuestra familia. El verdadero arte nos enseña a morir
mejor. Y con esta novela, José Noé ha hecho arte que nos acompaña a morir más
suavemente, tanto en lo íntimo como en lo social.
Por eso, como ya se ha dicho en redes sociales, es un libro
que demanda una saga entera, que ojalá José Noé tenga el tino de emprender. Ya
tiene una horda de lectores con más apetito que sus zombis. Y yo me declaro un
devorador de su literatura.
*Texto leído por su autor el 13 de mayo de 2017, en
Librerías Gandhi – Sucursal Mauricio Achar, durante la presentación de la
novela Apocalipsis zombi de José Noé
Mercado, publicada por Ediciones B México.
**Richard
Viqueira (Ciudad de México, 1975) es actor, dramaturgo y director de
escena. Se formó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue becario
del programa Jóvenes Creadores del Fonca, de la Fundación Carolina de España y
de la Fundación para las Letras Mexicanas. Por su obra Vencer al sensei se hizo acreedor al Premio Mejor Obra de Teatro de
Búsqueda Héctor Azar que otorga la Agrupación de Periodistas Teatrales (2006).
Ha colaborado como director con la Royal Court Theatre de Londres. Por la
dirección de Cuerdas de Bárbara Colio
recibió una mención especial al Mejor Diseño y Tratamiento del Espacio
Escénico, y una nominación como Mejor Espectáculo Teatral en el VII Festival
Iberoamericano de Teatro en Mar de Plata, Argentina. Fue considerado por la
revista Chilango Hombre de Teatro
2008 y Mejor Actor de la década. Entre las obras que ha escrito y dirigido
destacan Herodes hoy, Bozal, Desvenar, Monster truck, El evangelio según Clark, Psico/Embutidos y Por favor, no mande riñones por correspondencia.
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