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lunes, diciembre 18, 2006

El reverso de la crítica

Mucha gente del entorno operístico de México me ha preguntado sobre lo ocurrido en la tercera sesión del ciclo de paneles Criticando a los críticos, que organizó Pro Ópera A.C. durante el pasado mes de noviembre. En particular, se me formulan preguntas respecto a lo dicho por el célebre y autodenominado operópata Manuel Yrízar durante su participación en el segundo panel -y de lo cual en mi anterior post preferí no hablar hasta que no quedaran las consecuencias en claro- y sobre todo de las reacciones que sus palabras provocaron, días después, en los funcionarios culturales Sergio Vela y Gerardo Kleinburg, una vez enterados de lo pronunciado por el también productor televisivo.

Sentí un gusto innegable porque fueron numerosas las personas que buscaron dicha información, o que me inquirieron sobre ella, a través de este blog escribicionista. El gusto viene, por supuesto, de que este espacio tenga lectores habituales. Eso me late, sin duda. Gracias a ellos. De nada. Igual ofrezco disculpas ya que hasta hoy, ya con esa ambivalente sensación de que concluye el año: y con los espacios de agenda que ello en general supone, tuve el tiempo necesario para postear algo.

Será pues un recuento del caso Yrízar, que igual sirve para puntualizar lo que realmente ocurrió, ya que no desconozco que mucho se ha rumorado al respecto, casi en todo caso sin la precisión y exactitud que la verdad conjuga, ya que mucha gente, aunque se enteró de algún modo, lejos estuvo de la sede de los paneles. De hecho me han contado algunas versiones piratas que son pura ficción de anecdotario. Va pues, paso a paso, esta historia a través de un ejercicio periódistico puntual, con los hechos y documentos reales, que a decir verdad, todos, siempre fueron completamente públicos. No revelo nada, sólo informo lo acontecido. Que conste.

"Aparte de lo que pueda pensarse, esa fealdad es la verdad".

A salto de mata, Paul Auster


UNO: Primero las palabras pronunciadas por Manuel Yrízar durante su participación en el segundo panel El crítico y su entorno, del ciclo Criticando a los críticos. Fecha: 14 de noviembre de 2006. Lugar: Club de Industriales del Hotel JW Marriot, ciudad de México. Yrízar comienza su dicho aludiendo el ensayo escrito y leído unos momentos antes por el autor material de estas líneas (que por cierto puede consultarse en el anterior post). Va, textual:

"Yo quiero lanzar una piedra a todos los presentes, porque prácticamente después de esta perorata un poco o un mucho erudita, llena de nombres, de citas, de párrafos bien pergeñados, pienso yo que definitivamente el entorno en el cual nos desenvolvemos no es este erudito párrafo bien escrito, sino es llanamente, como decía un locutor del futbol al que yo admiraba mucho porque era un filósofo, decía: Para que haya guisado de liebre, lo primero que necesitamos es la liebre. Y parece ser que esta afirmación de Perogrullo es muy importante hacerla notar puesto que habemos más fanáticos de la ópera, más villamelones y más críticos que ópera hay en México.

"Y el entorno en que nos desenvolvemos es de una pobreza tal, es de tal grado de pauperrimidad, si esta palabra existiera, que este tipo de eventos es verdaderamente risorio, risible y carcajeante.

"Todos los que estamos aquí, verdaderamente no tenemos ni siquiera la mínima idea de cómo se ha venido la ópera en desliz hasta llegar a un grado verdaderamente de casi casi desaparición del género...

"…En este ayuno de ópera, quisiera uno que la hubiera, no hay amor, estamos desamorosamente desenamorados, estamos huérfanos, estamos tristes, ¿y por qué no la hay? Simple y sencillamente porque a nadie le importa y a quien debiera de importarle, que no son otros sino se supone que aquellos que les pagan para hacer esto, como son las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes, no hacen ópera y esto viene desde Gerardo Kleinburg y Sergio Vela, que dieron en la madre a todo lo que es ópera.

"Y lo digo con todas sus letras, y doy sus nombres. No es algo que sea totalmente falto de comprobar… Antes de ellos, había temporadas de ópera, había cantantes y cuando ellos llegan dicen: Vamos a terminar con todos estos cantantes que ahora están actualmente, borrón y cuenta nueva, se van a la Chingada todos, y los vamos a impedir que entren a Bellas Artes, que así lo hicieron y entonces empezaron a hacer lo que ellos decían ópera de calidad, entre comillas, que no fue sino reducir los títulos a cinco anuales con funciones reducidas y de ahí, eso sí, lo mejor para nosotros: a establecer sus propias compañías de contratación de cantantes y ofrecerles un contrato: te voy a pagar 100 pesos, me quedo con 80 y te pago 20, y me lo han dicho los propios cantantes.

"Entonces no solamente fue acabar con la ópera, sino corromperla.

"Y estamos ahora, después del decenio trágico de Kleinburg-Vela, estamos ahora con el sexenio que no viene sino a recoger aquello que dejaron esos funcionarios y nos han dado ahora atole con el dedo: cinco títulos anuales cada vez, ópera a crédito: cante ahora, pague después, títulos malos, mal cantados, mal diseñados, escenografías podridas que las sacan de la única bodega que se salvó. Platicaba yo en el ensayo de El murciélago con aquel que estaba encargado de las bodegas: Esta escenografía de Traviata que ahora están usando para El murciélago, se salvó porque estaba en la bodega número cinco y se quemaron nomás la uno, la dos y la tres. Parece ser que se quemaron cuando se iba a hacer una auditoria a los susodichos compañeros que hicieron un negocio de la ópera, pero un negocio personal, ¿y qué fue lo que pasó? Se incendió todo, no quedó nada más que cenizas.

"Eso vengo yo aquí a decirlo para que se enteren de lo que pasa realmente. Yo he estado metido en la ópera desde 1980 y conozco perfectamente el medio y conozco a los cantantes, conozco a los productores, conozco a los directores, conozco a todo mundo y sé perfectamente lo que estoy diciendo.

"Entonces la crítica debiera ser ahí donde debiera hacer hincapié: la crítica es ¿por qué en un país donde tenemos tan maravillosos cantantes, tenemos autoridades tan podridas, tan corruptas y tan jijas de la Chingada. Nada más eso".


DOS: Enterado de lo dicho por Yrízar, días después, el 16 de noviembre, Sergio Vela, entonces director general de Música de la UNAM, hoy actual director del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, emplaza telefónicamente a Manuel Yrízar para que desdiga sus palabras y se retracte de ellas en público, haciéndole saber su intención de actuar judicialmente en su contra.

Un día más tarde, Vela dirige un correo electrónico a directivos de Pro Ópera, con copia a Yrízar, a su amigo Gerardo Kleinburg también aludido por Yrízar y director de Literatura de la UNAM, y a su amiga e informante Renée Gunidi, haciendo saber que al iniciar el siguiente panel del ciclo Criticando a los críticos, programado para el día 21 de noviembre, estará presente, acompañado por Kleinburg, para hacer pública su reacción y defender su buen nombre. El correo enviado por Vela, como se podrá leer a continuación, lleva explícita la petición de que se retransmita a todo el público del ciclo de charlas a fin de que esté enterado de su reacción. Aquí el contenido del correo de Vela:

"Asunto: Emplazamiento a Yrízar

"Importancia: Alta

"El día de ayer, por conducto de mi amiga Renée Guindi, recibí la noticia de que Manuel Yrízar, en una charla organizada por Pro Ópera y celebrada el martes 14 de noviembre en el Club de Industriales, formuló juicios categóricos en contra de mi persona, que implican un cuestionamiento a mi honradez, rectitud y probidad.

"Por este conducto les informo que el próximo martes 21 de noviembre, a las 19 horas, me presentaré en el Club de Industriales ante la concurrencia a la que Yrízar se dirigió hace algunos días, pues me resulta impostergable la defensa de mi buen nombre.

Telefónicamente, he emplazado a Yrízar para que acuda, con un mínimo de hombría, a sostener ante mí su dicho, o para retractarse de él ante los demás, disculpándose por la ofensa que me ha hecho. Confío en que el acusador de marras tenga respeto por la verdad y, consecuentemente, que pruebe de frente lo que ha afirmado, o que retire de plano, también en persona, las graves imputaciones que anteriormente hizo en mi contra.

"Les ruego que el contenido íntegro de este correo sea retransmitido a quienes acudieron a la charla del pasado martes, a fin de que estén avisados de mi reacción. Asimismo, les comento que a la sesión del próximo martes acudiré en Compañía de mi amigo fraternal Gerardo Kleinburg, agraviado como yo por las palabras de Yrízar.

"Con toda claridad destaco que la materia de mi pleito con Yrízar no es, en forma alguna, la opinión que él pudiera tener de mi trabajo artístico, sino tan sólo su atrevimiento al afirmar que en mi desempeño profesional he actuado con deshonestidad, corrupción o motivado por intereses personales de dudosa legitimidad.

"Por último, aclaro que me reservo el derecho de actuar judicialmente en contra de Manuel Yrízar por sus dichos. Atentamente les pido confirmar la recepción de este correo. Gracias de antemano, y hasta el próximo martes 21.

"Sergio Vela"

TRES: Viernes 17 de noviembre: Manuel Yrízar responde el correo electrónico de Sergio Vela, con copia a los destinatarios ya mencionados. Lo posteo, sin más:

"Querido Sergio:

"Amigos de PRO ÓPERA:

"Por supuesto que acudiré al `Club de Industriales´. De cualquier manera pensaba hacerlo para concluir con el ciclo `CRITICANDO A LOS CRÍTICOS´.

"Siento mucho que el Lic. Sergio Vela. haya tomado tan a pecho las opiniones que omití -sin el suficiente cuidado y sin la mesura que quizás el caso ameritaba- al referirme a la situación prevaleciente en la actualidad en la ópera nacional. A veces mi carácter apasionado y grandilocuente, muy operático tal vez, me hace aparecer como un francotirador furibundo. No lo soy tanto. Lo que dije fue que a partir de la llegada de la nueva administración de la ópera en el ya lejano 1990 cuando llegaron a Bellas Artes Sergio Vela y Gerardo Kleinburg, coincidió con que el número de títulos y funciones al que estábamos acostumbrados decayó totalmente, se redujo drásticamente. La apuesta a mayor calidad aunque menor cantidad, a mi juicio, no funcionó. Funciones buenas, las menos, regulares y malas, se sucedieron como siempre. Pero la falta de trabajo prevalece hasta la fecha. Es triste.

"Sergio Vela tuvo un paso breve y muy efímero en el cargo pues muy pronto fue nombrado como director del Festival Internacional Cervantino. En su lugar quedó Gerardo Kleinburg quien permaneció diez años en el puesto. Es quien a mi entender durante esos dos sexenios vio cómo nuestra ópera nacional sufría todas las crisis que padecemos hasta ahora. Por eso hable del `Decenio Trágico´-lo reconozco- no sin mala leche. Muchísimos cantantes y músicos me han hablado muy mal de Kleinburg incluidos asuntos de malos manejos, malos tratos, contratos sospechosos por decir lo mínimo, que me llevaron a decir lo que dije.

"Por ética profesional me reservo los nombres de mis fuentes informantes todos ellos dignos de mi respeto y confianza. Por temor a represalias muchos de ellos no sostendrán sus dichos en público que me hicieron en privado. Yo mismo fui objeto del mal trato de Kleinburg y lo he hecho público sin recibir respuesta ni disculpa ninguna. Todo lo que digo en ese sentido tiene una razón de ser. Lo que si reconozco es que nada de ello puede ser probado sin que mediara para ello una larga y dificultosa investigación que a la fecha cada vez sería más difícil hacerla. Mi imprudencia fue haberla hecha pública sin razonar lo suficiente en ello y sin tener como se dice `los pelos de la burra en la mano´. De ello sí me reconozco culpable. Y estoy dispuesto a actuar en consecuencia de mis actos.

"En el fondo creo coincidir con Sergio Vela en que pudieran mis palabras causarle perjuicio. Nunca puse en duda su buen nombre. Es más, hable que siempre he estado pendiente y cercano a sus trabajos tanto artísticos como administrativos y siempre dado a conocer de manera pública como privada mis afinidades y mis diferencias al mismo. Ahí constan todas las notas que he escrito y publicado durante muchos años.

"quisiera de ninguna manera que mis dichos apresurados y tal vez agrandados por sus informantes le causen ningún perjuicio o molestia. Estoy dispuesto a aclarar con el públicamente lo concerniente. Mi mejor disposición para ello.

"Manuel Yrízar".

CUATRO: 21 de noviembre, tenso preámbulo del tercer panel, El reverso de la crítica, del ciclo Criticando a los críticos. El moderador de los paneles, Charles Oppenheim, explica al público presente cuál es la situación y cede la palabra a Gerardo Kleinburg, quien da lectura a la carta que a continuación transcribo:

"Ciudad de México, a 20 de noviembre de 2006.

"Sr. Manuel Yrízar
"Presente.

"Manuel:

"El propósito de esta carta es, antes que otra cosa, agradecerte de manera puntual y sincera tu correo electrónico enviado el pasado día 17 de noviembre. Gracias a dicho documento, mis abogados pueden estar en aptitud de sustentar debidamente una demanda civil por daño moral y una denuncia penal en tu contra por difamación y calumnia. Gracias, de veras.

"Igualmente me permito informarte que he hecho llegar tu correo electrónico a las siguientes agencias internacionales de cantantes de ópera y directores concertadores:" (aquí va el nombre de diez agencias que la claridad insuficiente de ese fragmento de mi grabación me hace preferir no citarlas para así evitar cualquier posible inexactitud).

"Dado que dichas empresas fueron las agencias a las que más recurrí para la contratación de artistas internacionales, tus acusaciones directamente implican a su personal. Hasta el momento de escribir esta misiva, cinco de ellas, vía sus áreas jurídicas, han dado respuesta a mi comunicado y han expresado su indignación y su decisión de sumarse a mi demanda. No tengo duda alguna de que las demás lo harán también.

"La demora en mi respuesta a tus calumnias y a tu difamación obedecían simplemente al hecho de que no contaba más que con referencias indirectas o, acaso, doblemente indirectas de tu dicho, y a que no había realizado los cálculos pertinentes para determinar la suma que te demandaré por concepto de daños y perjuicios morales y profesionales. Ahora me has dado las herramientas necesarias para proceder legalmente y nuevamente lo agradezco.

"Mencionabas en tu correo electrónico que tus acusaciones eran difíciles de probar: pues a trabajar, Manuel, porque esta imprudencia, de la que también hablas, podría convertirse en uno de los más lamentables errores de tu vida. No tengo que recordarte que las penas por los delitos que has cometido son tanto económicas, cuanto corporales.

"Al igual que Sergio Vela, estoy aquí no para defenderme, no para discutir ni para darte explicación alguna, sino únicamente para leer tu correo, si es que nos permiten hacerlo, así como mi respuesta; y para darte mi inmerecida oportunidad de retractarte y disculparte en público. De lo contrario, empeño públicamente mi palabra en cumplir puntual y cabalmente lo anunciado en esta comunicación.

"Gerardo Kleinburg"

CINCO: Charles Oppenheim cede la palabra a Sergio Vela, quien igual da lectura a una carta, no sin antes agradecer al consejo directivo de Pro Ópera por los minutos que usará de la sesión originalmente programada:

"Señoras y señores:

"La semana pasada, en el Club de Industriales y dentro de un ciclo de charlas organizado por la asociación Pro Ópera, Manuel Yrízar hizo declaraciones en las que puso en entredicho mi buen nombre.

"En consecuencia, emplacé a Yrízar para esta fecha con el propósito de que sustente su dicho con pruebas suficientes o, en su caso, que se retracte de manera inequívoca de las afirmaciones comprometedoras que formuló en torno a mi persona. En este último caso, además, espero que ruegue públicamente que le disculpe por su atrevimiento y que me brinde, en fin, la debida satisfacción correspondiente a la ofensa.

"Aclaro que no reconozco en Manuel Yrízar un interlocutor, de tal suerte que evitaré polemizar o dialogar con él.

"Entre los principios generales del Derecho, que son premisas de índole de lógica y ética de validez incontestable, destaca el que indica que el que afirma está obligado a probar. Dicho de otra forma, Yrízar debe probar lo que afirmó en mi contra o habrá de atenerse a consecuencias jurídicas de gravedad mayúscula para él.

"Tras mi emplazamiento, Yrízar escribió y envió, el viernes 17 de noviembre, un mensaje electrónico, pletórico de defectos, en el que adujo que en sus afirmaciones hubo descuido, apasionamiento, grandilocuencia, desmesura, mala leche, temor, imprudencia, culpabilidad e imposibilidad de sustentación.

"Reitero que las opiniones de Yrízar sobre mis trabajos escénicos me son del todo irrelevantes e inocuas. En cambio, no estoy dispuesto a conceder al individuo que me ha agraviado ni mi silencio frente a la ofensa, ni mi argumentación para contrarrestar sus mentiras.

"Tampoco me basta que disfrace sus calumnias de irreflexión momentánea por un temperamento dizque operático, cuyos alcances nadie podría precisar. Su conducta ha sido despreciable y por ello exijo, tan sólo, que Yrízar pruebe aquí y ahora la sustancia de este pleito o, como ya dije, que se desdiga y que pida mi disculpa.

"Antes de concluir, destaco mi solidaridad irrestricta a don Gerardo Kleinburg, cuya causa me concierne tanto en lo profesional, cuanto en lo personal. Y sepa Yrízar que al injuriar a mi amigo fraternal, me insulta sin remedio.

"Concedo cinco minutos a Manuel Yrízar para darme satisfacción pública.

"Por supuesto, me reservo el derecho de actuar contra Yrízar por la vía jurisdiccional civil y penal.

"Muchas gracias por haberme escuchado".

SEIS: CAPÍTULO FINAL: Charles Oppenheim da la palabra a Manuel Yrízar, quien es breve ante el micrófono:

"Señores:

"Muy buenas noches. A todos les agradezco el que estén presentes en este lugar, y quisiera decir que no cuento con ninguna prueba para acusar ni a Gerardo Kleinburg ni a Sergio Vela. Lo que expresé no tiene ningún sustento y todo lo que dije no puedo probarlo, por lo cual me disculpo con ellos, que es lo que ellos quieren, y reconozco que actué de una mala manera, puesto que no contaba yo con las pruebas necesarias para hacer afirmaciones como las que hice.

"Entonces sí creo yo que fue de alguna manera una irresponsabilidad de mi parte, pero por eso expreso y manifiesto que estoy en la mejor disposición de rectificar lo que dije y de dar a ambos funcionarios una pública disculpa por lo que proferí.

"Eso es todo lo que puedo decir".

Y, en efecto, ¿se puede decir algo más?

José Noé Mercado

12 de 2mil6

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