Pudor
Al leer a Santiago Roncagliolo experimento un inevitable clic generacional. Leí Abril rojo, devoré Pudor, leo su blog, y leí algo de Jet Lag, que es como seguir leyendo su blog. Lo seguiré leyendo, supongo. Me interesa su prosa ligera, agil, rápida, y sobre todo su perspectiva del mundo real y literario. Ronca es peruano, limeño, vivió en México y está avecindado en Barcelona, pero en sus textos se le siente cerca, tangible, a la vista, y eso en un escritor, si bien igual ha ejercido el periodismo, es un vínculo que arraiga en quien lo lee.
Posteo dos pasajes que me latieron, uno para abastecer el tema del anterior post, el otro porque la vida es así. Siempre. O casi. Van:
"...Mariana empezó a enjabonarse mientras se fijaba en las uñas de Katy. Sintió pudor. No la vergüenza de tener menos cuerpo y menos todo que el resto de la clase. No. Pudor. Sintió que prefería estar vestida ante la mirada, la sonrisa y las uñas de Katy. Se sintió invadida. Salió de la ducha bruscamente y aprovechó la toalla para envolverse en ella tapándose medio cuerpo. Así oculta, empezó a vestirse. Se puso el calzón, la falda escolar y la blusa. Ya iba a irse cuando el dolor de la barriga se intensificó. Tuvo que sentarse por unos segundos. Sintió una tenue revolución descender por su interior. Se volvió a quitar el calzón. Tres manchas de un marrón oscuro y rojizo se posaban como abejas sobre las flores de colores -(del calzón)-. Mariana se puso verde. Era la primera vez".
"...Se acomodó en la banca para mirar a la gente. Su vista era buena. Eso podía hacerlo bien. Al menos eso. Primero había dejado de servir para trabajar. Luego había dejado de servir para tener una casa. Finalmente había dejado de servir para querer. Ahora no servía ni siquiera para recordar. Sólo para mirar".
Pudor
Santiago Roncagliolo
Alfaguara 2005
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