Contacto: danikaduval@gmail.com

sábado, enero 19, 2008

El chico nuevo


¿Se puede ser un tipo nuevo para la misma gente? Lo dudo, en serio. El cambio, si se da realmente, casi siempre se aprecia en un ambiente distinto, ante personas nuevas para uno, y no donde y con quien se estaba antes del cambio o intento de. Generalmente eso ocurre. ¿O no?

The new guy -El chico nuevo-, peli dirigida por Ed Decter en 2mil2, es una cinta adolescente estelarizada por él siempre simpático DJ Qualls -lo recuerdo así desde Road trip- y la deliciosa Eliza Dushku cuyo tema se centra en que aun si se ha sido loser y nerd y ridiculizado, se puede ser cool y adquirir y lanzar onda a los demás. Pero el precio del cambio es dejar atrás sitios, gente, entornos. El dilema es clásico: ¿se sigue siendo uno mismo si ya no reconoce a sus amigos, a la gente con la que estuvo, lo que fue?

Sí y no. Alguien ha escrito que el nivel de éxito de una persona se mide por el número de amistades que ha perdido. No sé. Quizás. A veces. ¿Cuántas veces un triunfo, un escalón, un logro, ha sido negado, menospreciado, ignorado, por la gente que nos conoce antes de ese triunfo, ese escalón, ese logro? ¿Por qué entonces cargar con esa gente? ¿Sólo para recordarnos de dónde venimos? ¿No está sobrevalorado tener siempre presente cuál es nuestro origen?




Dizzy Harrison -DJ Qualls- logra convertirse en Gil Harrison. No es fácil, le cuesta, en ello le ayuda un disparatado y presidiario Luther -Eddie Griffin-, pero al final lo logra tanto que se liga a Danielle, una porrista de ensueño y, además, capaz de asimilar que Gil Harrison en el fondo mucho tiene de Dizzy Harrison. Ella sí reconoce el cambio, y lo que no cambió, y no lo cuestiona. Acepta, simplemente. Da aire y deja vivir.

The new guy no es una peli profunda o intelectual. No aspira, por fortuna, a ello. Es adolescente no más. Simplemente es divertida y da para oír al que tiene oídos. Me la pasaron en devedé y este post contiene lo que pensé después de verla.

Al final, creo que con la gente es como con mamá: uno siempre es su pequeño hijo. Y uno no siempre es un pequeño hijo. Uno cambia, aunque siempre sea uno mismo.

1 comentario:

  1. Anónimo14:00

    Saludos, Josenoé.

    Descubrí tu blog por el poema de Bukowski.

    G. Páramo

    ResponderEliminar