Va la carta al editor de la revista Pro Ópera, Charles Henri Oppenheim, que contiene mi respuesta a la operística misiva del doctor Joaquín Morales Aveleyra, a quien desde luego desconozco como interlocutor.
Si aún queda alguien, en el medio operístico de México y otros sitios, que no se haya enterado de tan tragicómico asunto, puede leerlo al hacer click aquí.
Alguno que otro despistado, feliz y aliado de sus propios sepultureros, especulaba que no habría réplica de mi parte. Lástima, sí la hay. Eso sí, con ésta doy por terminado este asunto. Para mí está claro, aun cuando pueda preguntarme si el maestro Alonso Escalante, actual director de la Compañía Nacional de Ópera, está al tanto de lo que hacen sus colaboradores en horario de oficina. Desde luego, es preocupante si está enterado. Pero aún más preocupante sería que no lo esté, puesto que a fin de cuentas él es el responsable del despacho. Punto final sobre este caso.
Por cierto, esta carta también anuncia mi separación de la Subedición Nacional de la revista Pro Ópera. Ahora que el Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont anunció su separación del PAN, tema que hoy ha sido tratado prácticamente en todos los espacios informativos nacionales, seguramente mi anuncio no tiene mucha trascendecia. Pero igual me parece oportuno hacer público que las dos subediciones con las que contó la revista desde hace algunos años, Ramón Jacques en la Internacional, yo en la Nacional, no existen más.
Eso.
Dejo a continuación mi carta, que se publicará en el siguiente número de Pro Ópera.
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Estimado Editor:
En el número anterior de esta misma publicación, leí con detenimiento la página dedicada en Cartas al editor a un correo electrónico firmado por el doctor Joaquín Morales Aveleyra.
Cualquier somero análisis de contenido y discurso que repare en el emisor, su mensaje, sus códigos y el contexto, ya no digamos en sus buscados receptores, indica claramente que no se trata de la carta de un lector común, interesado en el arte y en discutir la sustancia de mi crítica sobre La condenación de Fausto en la Sala Nezahuálcóyotl, publicada en esta misma revista en el número correspondiente a noviembre-diciembre de 2009.
Ya de entrada, los objetivos del escrito del doctor Morales Aveleyra lo delatan en sus verdaderas intenciones: desviar la atención del contenido de mi texto aludido para proceder a insultarme, descalificarme y reprochar en tono inquisidor por qué se me permite publicar mi crítica, con la misma embriagadora vehemencia ditirámbica con la que se avoca a realizar propaganda a la actual administración de la Compañía Nacional de Ópera.
Como si mi análisis no fuera ya suficiente motivo para desconocer al doctor Morales Aveleyra como interlocutor, como lo documenté paso a paso en mi blog personal (http://josenoémercado.blogspot.com), el archivo que contiene su carta demuestra por torpe descuido que el texto fue hecho o modificado en horario hábil en una computadora responsabilidad de Daniel Elizondo Ferrigno, otrora Subdirector de la Compañía Nacional de Ópera, de la que actualmente pasó a ser su Director Artístico.
Cuando la verdad y la farsa de todo este drama bufo de la carta (finalmente la CNO a eso se dedica: a hacer ópera), salió a relucir, el señor Elizondo Ferrigno me contactó para confirmarme su participación en calidad de editor en ese escrito, para lamentar lo sucedido y para explicarme que el doctor Morales Aveleyra envió la misiva motivado por un afecto personal que le profesa de años y la consideración de que debía defenderlo de lo que a él, como funcionario público de la CNO, correspondía en mi crítica.
Por lo tanto, estimado editor, lo único que puedo decir del texto del doctor Morales Aveleyra es que responde a sus pasiones personales -lo que aventurarse a tratarlas en estas páginas lo muestra algo impúdico-, y que más no me atañen, porque yo en este medio y en todos mis demás trabajos periodísticos siempre me he ocupado sólo de cuestiones de interés público. Sobre la sarta de insultos y denuestos que me hace, no me preocupo. Uno, porque dicen más de él que de mí y, segundo, porque, en todo caso, se derritieron desde el umbral de mi trayectoria académica y profesional que desde siempre ha sido pública.
Escribí estas líneas, que espero también puedas publicar, porque me pareció que los lectores deben conocer mi punto de vista sobre esta inquina y sacar la moraleja del asunto.
En otro tema, aprovecho la oportunidad para devolverte a partir de hoy mi responsabilidad como Subeditor Nacional para volver a ser sólo colaborador, en aras de hacer más evidente que en las posiciones institucionales de Pro Ópera AC y la revista Pro Ópera, no tengo mayor responsabilidad, de la misma forma en que mis opiniones son personales y no reflejan necesariamente la de ninguna institución.
José Noé Mercado
estoy impresionado!!! si de algo te sirve, mi solidaridad profesional y mi amistad están contigo.
ResponderEliminarun abrazo.
Un abrazo solidario también de mi parte y un Viva! por esa integridad operístico-repúblicana!
ResponderEliminarOtto Cázares