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viernes, julio 09, 2010

Tú sí estás nominado: Ópera donde la ópera no abunda

Coloco el texto que publiqué en el periódico El Financiero sobre Ópera Prima: Las voces del Bicentenario.

Antes, un breve apunte sobre el rating que no pude incluir en el texto por cuestión de espacio: el público potencial al que se alude es de 25 millones de espectadores (por programa), pues la cobertura de Canal 22 es principalmente la Ciudad de México en señal abierta y por cable el resto de la república y algunos puntos de Estados Unidos.

Si Ópera Prima tuvo una audiencia total de entre 750 mil y un millón de espectadores (después de 7 programas, o sea antes de la gala final) estamos hablando de un rating aproximado de entre 0.42 y 0.57 puntos. Para entender estas cifras, es necesario consignar que el rating promedio de Canal 22, según su Subdirectora General de Programación y Producción, Eva Villarreal, es de 3.5 puntos. Villarreal, en el marco del 46 Festival Internacional de Televisión Praga Dorada, celebrado en República Checa en 2009, también expresó que las transmisiones de ópera en la televisora suelen tener un rating de 0.10 puntos. Es decir, Ópera Prima superó y por mucho ese rating operístico, aunque quedó por debajo de su promedio general.

Aunque no debe confundirse con el rating de las televisoras comerciales de cobertura nacional, cuyo universo de espectadores es distinto pues se calcula sobre una base de 28 ciudades en todo el país. En cualquier caso, todo rating es aproximado porque tiene diversas variables.

Eso. Dejo aquí el texto.

El Financiero
Miércoles 7 de julio de 2010
Tú sí estás nominado
Ópera donde la ópera no abunda
Por José Noé Mercado


1
El doctor Sergio Vela Martínez, ex presidente de Conaculta, explica los puntos a evaluar, emite juicios y traduce. Le acompañan en el jurado la soprano neoyorkina Julia Migenes; Alonso Escalante, director de la CNO; Xavier Adenot, representante de la Ópera de Massy; y el escritor y sabio Ernesto de la Peña.

Durante la última gala de Ópera Prima, el pasado 27 de junio, en el Teatro de las Artes, los miembros del jurado se dicen complacidos y en ratos extasiados, no obstante alguna pálida crítica perdida en la retórica, con los 5 cantantes finalistas, de quienes ya conocimos familias, pasiones desde niños, lo mucho que le deben al cuerpo docente de esta academia lírica de dos meses de duración y del que se han despedido con furtivas lágrimas a cuadro.

Como al jurado, las sopranos Patricia Santos, Leticia Vargas y Linda Gutiérrez; los tenores Alan Pingarrón y Ángel Ruz, cada uno con dos arias acompañadas por la OSJCCH y Enrique Barrios, extasían a un público VIP que no necesita vuvuzelas para ensordecer incluso al auditorio que sigue el evento por televisión, radio o Internet. La conducción de Claudia Ramírez, pionera de la serie, a la que se integró Julio Patán, hoy cuenta con Nicolás Alvarado y Jacaranda Correa para hacer más llevadera la transmisión que durará casi 4 horas.

2
Pocos proyectos operísticos en nuestro país presumen tantas instituciones en su organización y patrocinio como Ópera Prima: las voces del Bicentenario. SEP, Canal 22, Conaculta, INBA, Fonca, SNFM, CNO, FIC, Cenart, Pro Ópera A.C. o SIVAM, son muestra de los organismos que comprometieron recursos y esfuerzos para promover la ópera, descubrir talentos y la creación de público.

Nadie puede criticar una intención tan loable. Sin embargo, ante la realidad operística de México a nivel federal: la falta de un teatro propio, de actividades de alcance nacional, de presupuesto suficiente para operar con dignidad, de un catálogo de producciones de repertorio básico, de temporadas planeadas con anticipación, de funciones que generen el empleo necesario al talento que tenemos, decepciona el rostro del proyecto elegido: un reality show.



FOTO: CONACULTA

3
El reality show es, al lado del talk show, un formato cumbre de la neotelevisión, que se distingue de la paleotelevisión por insertar de modo más activo, real o simulado, a la audiencia.

Además de legitimar el discurso autorreferencial del emisor: tele sobre programas de tele, la inclusión de gente que muestra su vida real busca en primer lugar el rating entre la multioferta de contenidos y la tiranía del homo zapping que caracterizan la neotelevisión.

Para ello recurre a técnicas de seducción como aligerar contenidos, dirigirse al lado emocional del telespectador -la discapacidad es oro para el rating- o la hibridación de géneros que mezclan información y espectáculo, realidad y ficción.

Un reality show no muestra la realidad, sino deformaciones de ella. Pero la idea es que el espectador perciba una realidad más real y preferible a través de la televisión. Es hiperrealismo virtual. O, en palabras de Gérard Imbert, “una oferta de realidad con un componente imaginario fuerte”.

4
Paty, Alan y Linda obtuvieron los tres primeros sitios y 30 mil pesos mensuales por tres, dos y un año, respectivamente. Alan Pingarrón, quien es invidente, ganó además el Premio del Público consistente en 50 mil pesos. Los tres participarán en diversos conciertos bicentenarios y la ganadora cantará en una producción de la CNO, otra de la Ópera de Massy y una más del Teatro Argentino.

La vida profesional de los finalistas quizás cambie por este concurso. La situación operística de México difícilmente. Pero ésa no es responsabilidad de Canal 22 ni de un programa de televisión por más cultural que sea, sino de las instituciones de Estado encargadas de hacer ópera en México, que esta vez apostaron por el show.

Ópera Prima debe evaluarse en sus propios parámetros: una televisora pública, abierta y cultural, que optó por un género típico de la pantalla comercial. Su director, Jorge Volpi, anunció que el proyecto tendría un costo de 8 millones de pesos. Se recibieron 715 solicitudes para participar, se eligieron 22 concursantes, en un país de 108 millones de habitantes. Volpi habló inicialmente de un público potencial de 25 millones de espectadores. Luego de siete programas, declaró que Ópera Prima tuvo una audiencia de entre 750 mil y un millón de espectadores.

No son cifras exitosas para un reality. Pero quizás el verdadero éxito de Ópera Prima sea óptico, de encuadre. Acaso sin querer, logró captar un mundillo de ópera donde la ópera no abunda. De talentos esforzados por cumplir sus sueños, con ayuda de algún maestro o mecenas. En el que también pululan suspirantes al borde de la crisis vocacional, docentes chantas, funcionarios destronados con ansias de reivindicación, cantantes desbielados que aconsejan, opinadores quedabien y viejas figuras con nostalgia de candilejas.

Todo como híbrido, como mezcla de política pública cultural y programa de televisión crossover que interesó a los protagonistas y extras del show, mientras salieron en él. A pocos más. Por eso mismo, Ópera Prima, tú sí estás nominado.


1 comentario:

  1. GRACIAS POR TU VISION CLARA Y CON INTERESES HONESTOS HACIA EL QUEHACER OPERISTICO MEXICANO.

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