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lunes, junio 11, 2012

El backstage de José Noé Mercado


Hace un par de semanas, el 29 de mayo, la sección cultural del periódico El Financiero editada por Víctor Roura, me distinguió con su nota principal. Se trata de una entrevista para hablar sobre mi novela Backstage y sobre la crítica operística. Gracias al maestro Roura y al periodista Daniel Cisneros por un texto que captura muy bien la esencia de nuestro diálogo. Acá la coloco para su consulta.


Periódico El Financiero
El backstage de José Noé Mercado
Daniel Cisneros
Martes, 29 de mayo de 2012
  • En un país donde no se privilegia el talento, sino el amiguismo....

El protagonista de esta historia fue periodista y crítico musical. Ahora es un afamado escritor que lo mismo frecuenta funciones operísticas y exclusivas fiestas de intelectuales que bares y prostíbulos de mala muerte. Se dice que es amigo de importantes cantantes de ópera y, a su vez, amante de la seductora soprano Dánika Duval, esposa del director de orquesta Jonathan Garcés.

Me refiero a Fausto Menéndez-Lecona, quien a través de sus experiencias nos conduce tras el oscuro telón de envidias, infidelidades, adicciones y asesinatos que envuelve al glamouroso mundo de la ópera en México:

-Fausto es poseedor de una mirada ácida y lúcida a la vez -comenta José Noé Mercado sobre el protagonista de su novela Backstage (Tierra Adentro)-. El haber sido crítico musical y periodista le permite estar cerca del mundo operístico. Sin embargo, no pertenece a ese ambiente. Podríamos decir que es una especie de infiltrado.

De ahí, explica el autor, justamente proviene el nombre del libro: "Toda la parte pública de la ópera puede ser muy encantadora para la gente; pero, ¿qué sucede cuando tienes acceso al backstage? En algunas ocasiones se comprende mejor el lado público gracias a esa mirada, ya que tras el escenario se advierten las incongruencias morales de muchos. Por eso Fausto no se queda sólo con la apariencia y constantemente está indagando. Esto motiva que, en algún momento, sea visto como traidor por criticar las contradicciones de artistas e intelectuales".

-¿De qué manera Fausto se convierte en amante de la soprano Dánika Duval?

-Al acercarse a ella por simpatía generacional, porque Dánika está casada con Jonathan Garcés que le lleva bastantes años. Además Jonathan viaja constantemente y es un personaje que, debido a su edad, está más allá de ciertas pasiones. Eso lo motiva a disimular el engaño de su esposa. Por otro lado, Fausto y Dánika sintonizan tanto a nivel sexual como de complicidad. Pues ambos pueden meterse cocaína, luego irse a un antro y, por último, terminar gozando de maratónicas jornadas sexuales. Los dos se consideran perfectos para disfrutar de esas locuras.

Pese a conocer esta infidelidad, Jonathan le pide al amante de su esposa que escriba su biografía: "Lo hace porque sabe que Fausto comprende los alcances del arte contemporáneo que él mismo está buscando. Asimismo, es consciente de que proyectan la relación que a veces se da entre un creador y quien, por verse reflejado, decide apoyarlo. Esta actitud dota de esperanza al mezquino mundo del arte, donde también hay sentimientos puros que ennoblecen al ser humano y, en este caso, a los personajes".

-¿Por qué Fausto se molesta con quienes afirman que sus novelas son de denuncia o pornográficas?

-Porque puede hablar de historias pornográficas o políticas, pero en el fondo sólo son escenarios que le permiten abordar el desamparo existencial o temas de mayor profundidad. De hecho, hay un momento donde renuncia a Facebook y a Twitter al darse cuenta de que sólo son mecanismos paliativos. Pues aunque es un personaje posmoderno, tiene ciertos valores clásicos.

-¿Cómo fue aquella ocasión en que durante una función operística este personaje se pone a jugar videojuegos ante la reprobación de los asistentes?

-Como no nos familiarizamos tanto con la ópera solemos pensar que es prueba de intelectualidad. Pero lo que sucede en el arte o en cualquier otro terreno puede ser criticable. En ese sentido, Fausto de repente se aburre de ver cantantes que viven del glamour o sintiéndose divos. Entonces decide sacar su PSP para jugar videojuegos. El público lo mira pensando que es una irreverencia. Y tiene razón, pues Fausto es capaz de ingresar fumando a una fiesta donde hay cantantes sólo porque sabe que cuidan mucho su voz. Es un provocador.

-¿Y a qué atribuye la acidez de su protagonista con el medio operístico?

-A que lo conoce. Su acidez surge al encontrarse con aquello que presentan como arte cuando no lo es. En varias ocasiones advierte que por ignorancia el público suele ser fácilmente manipulado. Aunque cuando Fausto se enfrenta al arte verdadero simplemente aplaude o se vuelve un seguidor. En resumen: le gusta desenmascarar y ser un crítico ácido porque a veces es la mejor forma de expresar su desacuerdo frente a ese mundillo.

-No obstante, abandona la crítica operística para dedicarse a la literatura...

-En la novela le preguntan dos veces la causa de esa decisión y él responde: "Fue porque sentía que ya sólo me estaba dedicando a cazar cabezas". Y sí: ya no le atraía tanto lo que veía y prefería destrozarlo. Además, como creador sabía que debía quemar esa nave de la crítica y aventurarse a escribir literatura para demostrar que tenía las capacidades.

A lo largo de las 193 páginas de Backstage, José Noé Mercado señala puntualmente diversos problemas existentes dentro de la ópera y la cultura en general: "El contexto de la novela está estrictamente apegado a la realidad de artistas líricos, escritores, pintores y bailarines. Ellos se enfrentan a las circunstancias de un país donde no se privilegia el talento, sino el amiguismo, las recomendaciones, los actos de corrupción y, en un momento dado, los favores sexuales. Esta situación es criticable. Por eso a Fausto le preocupa que no suban a escena los verdaderos artistas. Porque muchas veces vemos que en los escenarios, libros o pantallas de televisión no figuran los mejores".

-¿Qué reacciones cree que genere este libro entre la comunidad operística que, seguramente, se sentirá aludida?

-Me gustaría que si alguien se siente identificado sea por la virtud literaria de la novela y no porque piensen que hay una alusión personal. Eso me haría saber que logré la verosimilitud en la historia. Algunos miembros del ambiente operístico mexicano ya están interesados y me preguntan: "¿Salgo en la novela?" Yo les digo que sí, pero claro que no aparecen. La ópera es únicamente el contexto.





Regresamos a la pista casi de inmediato
José Noé Mercado, fragmento de la novela Backstage
Martes, 29 de mayo de 2012
Me toma de la mano y nos acercamos a la multitud y nos ponemos a bailar, aunque yo más bien no sé bailar. Pero simplemente me muevo dejando que mi cuerpo sea acentuado por el hipnótico ritmo de la música. Es fácil lo electrónico. Dánika también se mueve y el cabello se le alborota. Sudamos. Por todas partes hay icosaedros, o eso me da por pensar, llenos de luces de colores que flashean. Luego hay halos intermitentes que me recuerdan la iluminación de Insomnio posmoderno. Se lo grito a Dánika, que aparece y desaparece, y creo que se ríe, pero lo cierto es que dudo que me haya escuchado. El DJ pone mezclas y luego rock metálico y después ponchis-ponchis. Tal vez no. Dánika y yo hemos ido varias veces a la mesita para beber, pero regresamos a la pista casi de inmediato. Quizá no tan pronto. Hemos esperado cuando ponen música que no me gusta. O que más bien no sabría bailar. Fui al baño. Besé a Dánika no sé cuántas veces. He mirado muchas caras difuminadas. Tipos se le han quedado viendo a Dánika. Se ve buenísima, me queda claro. Fumamos.



CRÍTICA
(DC)
Martes, 29 de mayo de 2012
  • Operística.

José Noé Mercado (Ciudad de México, 1977) también es autor de Luneta-2: la ópera que tenemos en México (que este año se edita en los Cuadernos de EL FINANCIERO). Asimismo, sus textos han aparecido en Mercedes Magazine, Boletín Informativo y Entorno. En la actualidad ejerce la crítica musical en las páginas culturales de esta sección.

Luego de revisar la ficha curricular de nuestro entrevistado surge una pregunta: ¿cómo habrá nacido su gusto por la ópera?

-Es un gusto que desarrollé en la preadolescencia -responde-. Recuerdo que primero me interesó la música clásica quizá porque era un mundo cifrado y casi místico. A su vez esta música me facilitó el ingreso a la ópera por una sencilla razón: la relación existente entre literatura y música. Digo esto porque la ópera no es más que una historia cantada, aunque finalmente se cuente en lenguaje escénico. Así fue como me fui familiarizando hasta darme cuenta de que no era una ciencia oculta.

-¿Qué estado guarda hoy en día la crítica operística mexicana?

-Vive un periodo de crisis -afirma José Noé Mercado-. En México no contamos con medidas suficientes para producir ópera o para integrar al talento. Tal vez por eso la crítica musical se encuentra de capa caída, pues no tiene qué criticar o lo que critica ya está muy bien identificado. Además, los críticos se enfrentan a los pocos espacios existentes en los medios de comunicación. Y aunque están los blogs y otras plataformas, esos espacios en ocasiones resultan contraproducentes porque cada quien muestra lo que quiere. Así es, muchos escriben sin un conocimiento que sustente lo dicho o sin una ética profesional al elogiar sólo a los amigos.

-¿Hay madurez entre los artistas mexicanos para aceptar la crítica?

-No, porque los artistas tienen desarrollado un ego sin el cual les sería imposible salir a escena. Aunque debieran saber que la crítica siempre ha sido una forma de hacer evolucionar al arte. Incluso la ópera surge como una crítica intelectual al arte elaborado antes del siglo XVI. Sin embargo, en México sólo se acepta cuando se habla bien de alguien. De lo contrario se tacha al crítico de envidioso o ignorante. Me parece que falta madurez. Pero esa actitud en parte se debe a que hay poco trabajo para los artistas líricos.

-¿Por qué en nuestro país la ópera carece de un público amplio?

-Porque no se ha dado el énfasis suficiente a la promoción y a los programas didácticos que puedan crear otros públicos. Se deben generar mecanismos que atraigan el interés de nuevas generaciones.

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