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martes, diciembre 25, 2007

RIP: Karla Stefanía Galindo Pastor - Faris (1986 - 2007)


La verdad es que estas fiestas de fin de año no me han sido felices. La noche del viernes 21 de diciembre me enteré vía mail del fallecimiento, ocurrido un día antes, de Karla Stefania Galindo Pastor -Faris, para sus amistades-, una muerte súbita y por tanto desgarradora, a sus 21 años de edad.

Faris fue mi alumna en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Su óbito fue lamentable, doloroso, triste, para su familia, desde luego, pero igual para sus amigos, compañeros y para todos quienes la tratamos. La muerte suele dejarnos con muchas dudas y preguntas, pero en definitiva la muerte de un-a joven, una vida sin duda truncada, nos arranca una serie de cuestionamientos que frustrantemente no tienen respuesta. No, al menos, terrenales.

El poeta Salvador Díaz Mirón escribió que el mérito es el náufrago del alma: vivo se hunde, pero muerto flota. Y sí, en parte, así es. Pero fuera de eso, mi recuerdo de Karla es vívido y data del primer día de clases, justo cuando la conocí. Su sinceridad era una moneda de cambio, desde el primer instante y siempre: "No me gusta Werther, lo odio", me dijo cuando me hablaba sobre sus preferencias literarias. Ya después me explicaría porqué. Razones tenía, desde luego.

Una vez me preguntó a media clase y sin venir a cuento si yo después iba a ir a algún lado importante. Ese día fue el único en que yo asistí a la universidad de traje y corbata y la diferencia en el vestir saltaba a la vista, supongo, al menos para alguien cuya atención era aguda, escaneadora, aun en su inquietud. Le respondí que no, que más bien ya había ido a una cita y que ya no me dio tiempo de cambiarme, pensando en que de no ser por esa cita, habría preferido la comodidad de la ropa casual. De hecho, la comodidad en el vestir era algo que siempre podía envidiársele a Faris. Siempre se le veía con pantalones y playeras cuya característica era la holgura. Además, usaba un paliacate en la cabeza y siempre andaba con sandalias, al aire libre.

Ése era su look.

El mismo que, por cierto, portó las dos ocasiones en que junto con algunos de sus compañeros nos encontramos en el Teatro del Palacio de Bellas Artes. La primera, en el Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli y la segunda en el ensayo general de Lucia di Lammermoor. Fan de la música brasileña, esos encuentros líricos, a decir verdad sorpresivos, me confirmaron su interés por el conocimiento, su curiosidad de la que obtenía elementos para después tener algo de qué reírse. Porque todo lo que ella sabía o aprendía pasaba por el tamiz de su buen humor y eso la hacía una persona agradable, sencilla, buena onda, y para nada posera.

Así la recuerdo, simpática y alegre, lo mismo explicando ante sus compañeros la trama de Los cuentos de Hoffmann de Jacques Offenbach, que mostrándome su libro de El rey león, el musical, en una preciosa edición adquirida en un viaje reciente que hizo a Estados Unidos.

Con esas imágenes me quedo, con las de una alumna de 10, y no con otras que sin duda entristecerían mi memoria, pues al fin y al cabo la consigna es clara: the show must go on. Y Karla lo sabía.

Descansa en paz, Faris.

8 comentarios:

  1. tiene muy buenos recuerdos de Faris

    Le mando un fuerte abrazo

    Andrea

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  2. Gracias Andrea, un abrazo de vuelta para ti.

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  3. En este día recordamos leyendo a José Noé de su alumna Karla Stefania unos versos de Sor Juana Inés de la Cruz al niño Dios llamado Jesús en un villancico que cito de memoria:
    "Dejenlo dormir
    que quien duerme
    en el sueño
    se ensaya a morir..."
    Todos los dìas ensayamos para entrar en escena. A cantar. Afinados. O cuando menos a "cantar bonito."
    Una sola vez la vimos. Hoy nos hace falta.

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  4. Anónimo12:54

    LO QUE QUEDA

    El 18 de noviembre de 1994, Itzhak Perlman, el violinista, entró al escenario para dar un concierto en el Avery Fisher Hall del Lincoln Center de la ciudad de Nueva York. Si alguna vez estuvo estuvo en un concierto de Perlman, sabrá que llegar al escenario no es un pequeño logro para él. El tuvo polio cuando fue niño, tiene ambas piernas sujetas con bragueros y camina con la ayuda de dos muletas.

    Verlo cruzar por el escenario dando un paso por vez, costosa y lentamente es una visión asombrosa. El camina penosa pero majestuosamente hasta que llega a su silla. Entonces se sienta lentamente, pone sus muletas en el suelo, afloja los sujetadores de sus piernas, toma un pie hacia atrás y extiende el otro hacia adelante, entonces se inclina y levanta el violín, lo pone bajo su mejilla, hace una señal al director y comienza a tocar.

    Hasta ahora la audiencia está acostumbrada a este ritual. Ellos permanecen sentados mientras él hace su trayecto hasta su silla. Permanecen reverentemente silenciosos mientras él afloja los sujetadores de sus piernas y esperan hasta que esta listo para tocar. Pero esta vez algo anduvo mal. Justo cuando terminaba sus primeras estrofas, una de las cuerdas de su violín se rompió. Pudimos escuchar el ruido, saltó como un tiro atravesando el salón. No había equivocación sobre lo que ese sonido significaba. No había tampoco dudas sobre lo que él tendría que hacer. Los que estábamos allí esa noche, pensamos: "tendrá que levantarse, ponerse los bragueros nuevamente, levantar las muletas y arrastrarse fuera del escenario ya sea para encontrar otro violín, o encontrar otra cuerda para el suyo".

    Pero él no lo hizo. En su lugar, esperó un momento, cerró sus ojos y luego hizo la señal al director de comenzar nuevamente. La orquesta comenzó, y él tocó desde el punto en el que se había detenido. Y tocó con tanta pasión, y tanto poder, y tanta pureza, como nosotros nunca lo habíamos escuchado antes. Por supuesto todo el mundo sabía que es imposible interpretar un trabajo sinfónico con solo tres cuerdas. Pero esa noche Itzhak Perlman rehusó saberlo. Usted hubiese podido verlo modulando, cambiando, recomponiendo la pieza en su cabeza. En un punto, eso sonó como si él estuviera sacando el tono de las cuerdas que se había roto y consiguiendo nuevos sonidos que ellas nunca habían hecho antes.

    Cuando terminó, hubo un impresionante silencio en el sala, y entonces la gente se levantó y lo aclamó. Hubo un extraordinario aplauso proveniente de cada rincón del auditorio. Estábamos todos de pie gritando y animando, haciendo todo lo que podíamos, para demostrar cuánto apreciábamos lo que él acababa de hacer. El sonrió, se secó el sudor de sus cejas, detuvo su inclinación para aquietarnos y luego dijo, no con presunción, sino en un tono reverente, pensativo, calmo: "Ustedes saben,... algunas veces... la tarea del artista es descubrir cuánta música uno puede hacer con lo que aún le queda".

    Que maravillosa línea ésta. Ha permanecido en mi mente siempre desde que la escuche. Y ¿quién sabe? Tal vez es la definición de la vida, no solo para los artistas, sino para todos nosotros. Aquí hay un hombre que se ha preparado toda su vida para hacer música con un violín de cuatro cuerdas, quien, repentinamente, en medio de un concierto, se encuentra con solo tres cuerdas, así que realizó música con tres cuerdas. Y la música que hizo esa noche con solo tres cuerdas, fue más hermosa, más sagrada, y más memorable, que ninguna que haya hecho jamás, cuando él contaba con un violín de cuatro cuerdas.

    Tal vez, nuestra tarea en este mundo que vivimos, confuso, inestable y que cambia velozmente sea hacer música, al principio con todo lo que tenemos, y luego cuando eso no es mas posible, hacer música con todo lo que nos quede.

    Hagamos música con todo lo que Faris nos enseñó.

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  5. Manuelito: tú siempre c/poesía pura. Gracias x tu comentario y x el villancico.

    Ale: q bueno q nos recuerdas ese texto sobre Perlman tan lleno de fíling y q nos enseña tanto de la vida. Vivamos y tb hagamos música con lo q nos qda.

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  6. Hola Noe, efectivamente es muy duro tratar de encontrar explicaciones o justificaciones para este tipo de cosas. Pero por muy duro que sea, sé que Faris me diria lo mismo, el show debe continuar... No la olvidemos, sin duda el mantener su recuerdo, es una motivación muy grande.

    un abrazo Noe

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  7. Ésa es la actitud que debemos fortalecer, Pako.

    Un abrazo igual para ti y feliz 08.

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  8. HABLAR DE FARIS ME PROVOCA EN POCO DE NOSTALGIA...
    ES UNA CHICA A LA QUE CONOCI EN 3ER SEMESTRE DE PREPA.
    AMIGA, DESMADROSA, CONFESORA, REALISTA, CASI MI HERMANA.
    RECUERDO VERLA CON SU CARACTERISTICO TRAJE NEGRO QUE NUNCA SE CAMBIABA Y SUS HUARACHES QUE PRESUMÍA SE HABIA COMPRADO EN EUA, LO MISMO QUE SUS TENIS DE TELA NEGRA...
    A TODOS LOS QUE CONVIVIMOS CON ELLA EN EL DÌA A DÍA NOS DOLIO HORRORES.
    VERLA POSTRADA EN EL ATAUD NOS ROMPIO EL CORAZON; PERO VERLA CON UN SEMBLANTE TRANQUILO NOS RECONFORTÓ.
    EN LAS PLÁTICAS DE AMIGOS ES COMUN HABLAR DE ELLA, LO QUE TODOS PASAMOS A SU LADO Y EL CÓMO LA RECORDAMOS.
    CASI 7 AÑOS DE TRATAR CON ELLA ME HICIERON SER UNO DE SUS MEJORES AMIGOS, Y POR CONSIGUIENTE, HACERLA UNA DE LOS 5 DEDOS DE MI MANO.
    EN LAS FIESTAS OCASIONALES ERA CLASICO DESPERTARSE CON LA CANCION DE "EL REY LEON" Y AVENTARNOS UNOS BUENOS BAILES VIÉNDOLA TOCAR EL DJEMBÉ O EL DERBAKE.
    FUE IMPRESIONANTE EL NUMERO DE PERSONS QUE ASISTIO A SU FUNERAL.
    LO MEJOR QUE PUDO OCURRIR FUE EL DESPEDIRLA COMO ELLA LO HUBIERA QUERIDO, CON UNA MUY BUENA BATUCADA, Y SIN LAGRIMAS EN LOS OJOS (AL MENOS POR PARTE DE AQUELLOS QUE FIMOS CASI SUS HERMANOS, PUESTO QUE SABÍAMOS QUE EL LLORAR LA HABRIA HECHO ENOJAR MUCHO).
    PLATICANDO CON UNA AMIGA SUYA DIMOS AL PUNTO EN QUE SE FUE PORQUE SE TENIA QUE IR.
    YA HABIA CUMPLIDO CON SU FIN EN ESTE MUNDO, QUE ERA EL SER FELIZ.
    ELA A SUS 21 AÑOS VIVIÓ MUCHISIMO MAS QUE TODOS NOSOTROS A NUESTRA EDAD.
    MIL GRACIAS POR HACERME RECORDAR ESS MOMENTOS QUE PASÉ CON ELLA Y QUE NUNCA SE ME OLVIDARÁN.
    CARLOS.

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