Tuesday, May 09, 2006

Bárbara Mori, un rostro de novela corta

No soy muy dado a describir cuando escribo. Poco. Me gusta sugerir pero la última palabra queda en la imaginación del lector, y en la mía: obvio. Inlcuso, luego, no sugiero. Para nada. Por estos días escribo, entre otras alucinaciones, una novela corta con tema operístico. En realidad, doloroso cliché, es una historia de amor. Pero posmoderna y particular, por eso vale la pena escribirla. Y, quizá, leerla. La protagonista, una soprano treintona, tiene algunas características físicas definidas, lo que ya decía suelo evitar al crear personajes. Ésta es una especie de excepción. Anoche, más noche, luego de los Winterreise con Fi-Di, me puse a ver de nuevo La mujer de mi hermano, peli que dirige el peruano Ricardo de Mantreuil. Me gustó, aunque no como la primera vez. Reparé más en la protagonista -Zoe- interpretada por la uruguaya -actriz que según entiendo radica en México desde hace varios años: la vi incluso en la telenovela Rubí- Bárbara Mori. Ella me encantó. Sobre todo por sus ojos y su cabello que siempre dejan la impresión de cambiar de color. No hablo de realismo mágico, eh. A veces parece ligeramente rubia, luego pelirroja, castaña. Su pelo oscurece y amanece. Sus ojos son azules o verdes o grises. El efecto de los cambios de ambientes o, incluso me atrevo a pensar, los estados de ánimo, es lo que crea esa impresión. Mi protagonista, la soprano treintona, no tiene rostro ni cuerpo sin la complicidad imaginativa del lector. Como lector, precisamente, más que como autor, me imaginé mientras veía la peli que dicha protagonista podría parecerse, en lo físico quiero decir, mucho a Zoe. A Bárbara Mori en La mujer de mi hermano. Tal vez no. "En fin, no importa, todos estos detalles me retratan más a mí que a ella", diría un detective salvaje chileno.

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