Contacto: danikaduval@gmail.com

martes, febrero 19, 2008

No me siento sólo un escritor: entrevista con Alberto Fuguet



Posteo una entrevista con Alberto Fuguet, publicada hoy en el suplemento cultural (arte, deporte y entretenimiento) La Plaza del periódico El Economista. Esta vez, el diálogo se carga hacia Road Story y la novela gráfica. Por ese rumbo hay mucho qué seguir diciendo, pues la novela gráfica como género es tan serio y digno narrativamente hablando como en su momento pudo serlo una pintura rupestre.

Además, como digo, toda narrativa es gráfica por lo menos en nuestras mentes. ¿Quién no se ha imaginado, por ejemplo, el rostro de Raskólnikov, o de K., o de Julián Sorel, o de Pichulita, o del profesor Avenarius, o de Andony Llovet, o de Belano...?.

Y nada: gracias a Manuel Lino, editor de La Plaza. Aquí va:

--

19-Febrero-08
Periódico El Economista
Suplemento cultural La Plaza

"No me siento sólo un escritor": Alberto Fuguet
Por José Noé Mercado


Una insignia que ostenta la obra de Alberto Fuguet (Santiago, Chile, 1964) es su capacidad para narrar en múltiples formatos. La ondea como escritor y cineasta, productor y periodista, ex crítico de rock y cine, profesor y guionista, como blogger a medias.

Reflejo de esa versatilidad es Road Story, su más reciente libro: una novela gráfica de 127 páginas dibujada por Gonzalo Martínez que aviva el interés por un género al que en Latinoamérica se le ha restado valor más allá del cómic o la historieta.

Para el siglo XXI, Road Story (Alfaguara) es una alternativa literaria y al mismo tiempo visual, una que sabe que, al final, toda narrativa es gráfica, aun en la mente de los lectores, y que viene de la mano de un autor con onda y propuesta.

En México se reconoce a Fuguet como el escritor de Sobredosis, Mala Onda, Por favor, rebobinar, Tinta roja, Primera parte, Dos hermanos, Las películas de mi vida, Cortos y Apuntes autistas; como uno de los 50 líderes latinoamericanos del nuevo milenio (según Times y CNN); y como el director del corto Las hormigas asesinas, el largometraje Se arrienda y diversos videoclips de música indie.

Su relevancia, y acaso trascendencia, consiste en darle voz a una sensibilidad contemporánea, más urbana y realista, virtual y no mágica, que desde hace décadas late en la vida diaria de América Latina. Fuguet captó ese latido y fue pionero en hacerlo notar, aunque eso le costó severas críticas del establishment:

"Yo esperaba ser aceptado. Pensé que me iban a tratar de mediano a bien. Como 'qué bueno que hay un escritor distinto, nuevo'. Aunque no ocurrió así. No obstante, esas críticas tan negativas, que desde luego me dolieron, me ayudaron a llegar a la gente. A vender. Llamaron la atención. Yo hubiera preferido un camino más clásico: ser bien criticado y encontrar, de a poco, algunos lectores. Pero uno no elige su destino".

¿Qué experimentas al narrar en diversos soportes: en esencia es lo mismo?

"Igual y diferente, pero a la larga es lo mismo. Filmar es más colectivo, lo que es bueno. Pero capto que siempre termino hablando de mis temas: siento que todos mis personajes son, en el fondo, parientes. Lo común que tienen todas mis facetas es que vienen del mismo lugar. Al final, todo se trata de narrar. De crear personajes.

"Ahora me pillas en un momento muy raro en mi vida, en que no sé si estoy escribiendo tanto. Porque ya no me veo haciendo puros libros. Ya no me siento sólo un escritor. Pero, en mi caso, el soporte no es la historia, sino el personaje".

¿Cómo asumes la empatía de los lectores con tus personajes?

"Creo que los personajes de los que escribo más o menos existen. O hay gente parecida. Y claro: tienen cosas mías. Siempre he pensado que soy, junto con ellos, parte de lo que llamo la hermandad cósmica: personas que no son parientes, o que podrían serlo, pero que es gente que se siente cercana aunque sólo se conozca por Messenger, quizás, y puede hablar como una hermana con su hermano.

"Si alguien logra identificarse con mis personajes, pueden ser más reales, partiendo de la premisa de que no lo son. Ahora bien: creo que en la vida real las personas no tienen tan clara su historia. Uno no sabe, no tiene oportunidad de saber, en qué instante estará en crisis. O en qué momento tendrá oportunidad de salvarse. Pienso que a la gente le gustan las historias, las novelas o las películas, porque tienen finales, resumen, y te fijan ese momento importante de la vida de alguien".


¿Cómo percibes el presente y el futuro del libro impreso respecto a los nuevos formatos?

"No creo que haya que tomar lo audiovisual, o ahora lo digital, como la competencia. Si se hace, claramente los libros impresos perdieron hace rato. Ahora bien, perfectamente pueden ser complementarios. Y cada uno puede ganar y potenciarse.

"Dudo que los libros de papel desaparezcan ahora que existe el Kindle. Pero sí creo que aquéllos que leen libros impresos se están volviendo un grupo. Una minoría. Es preocupante, sí, pero qué se puede hacer".

¿La novela gráfica es una alternativa? ¿Road Story es una opción para nuevos lectores-visuales?

"La novela gráfica es la fusión de una serie de géneros: el cómic, la pintura, el cine y la literatura. Y es un nuevo arte, o forma de expresión, para el nuevo siglo. Ya existen personas que se han criado con novelas gráficas y que han sido estimuladas con este formato. Pienso que debe tomarse en serio, sí, porque aunque como en la literatura: hay de todo, sin duda hay autores y novelas que lograrán alcanzar el mismo grado de excelencia y de obra maestra que el de un libro o escritor canonizado.

"Pero para eso la novela gráfica debe considerarse, leerse, y no tener prejuicios. Te cuento una anécdota: hasta hace unos días, ninguna revista cultural o literaria de Chile había criticado -para bien o para mal- Road Story. ¿Por qué? No sé. ¿No tienen críticos ad hoc? Deduzco que va por ahí. Creen que no es un libro. Por lo tanto, más allá de una nota tipo promoción, lo obviaron. Yo leo esto: es una curiosidad, una simple excentricidad. Como que Road Story está adelantado al mercado. Pero nada: creo que al final cada libro se encuentra, eventualmente, con su público".

lunes, febrero 18, 2008

Conferencias--wagnerianas: segunda llamada


Segunda llamada. La tercera será mañana, a las 1900 horas, en Polanco.

==

Pro Ópera, A.C. anuncia su primer ciclo de conferencias 2008.

--Introducción al mundo wagneriano: Martes 19 de febrero.

--Los maestros cantores de Nuremberg: Martes 26 de febrero.

--Parsifal: Martes 4 de marzo.

Conferencista invitado: José Noé Mercado
Club de Industriales*, Hotel JW Marriott, Andrés Bello 29, Polanco.
*El Club pide saco y corbata obligatorios.
Cuota por conferencia: $150.00
Informes: info@proopera.org.mx

martes, febrero 05, 2008

Sin reservaciones


Uno de los fans de la ópera más simpáticos que he conocido últimamente es Nick Palmer. Él, además de ser un chef amante de la cocina italiana, es un tipo que no sólo escucha ópera, sino que la disfruta y la comparte con la gente. Con la de la cocina del restaurante donde trabaja, por ejemplo, aun a media jornada laboral.

Ofrece aspectos de apreciación músico-vocal y sobre todo emotiva-argumental, sencillos pero relevantes, a sus compañeros de trabajo o a las personas que lo rodean. Siempre acarrea a todas partes su grabadora con discos de Aïda, Turandot, Gianni Schicchi y muchos títulos más. Y lo mejor de Nick es su sencillez, puesto que no cree que sea un iniciado. Sabe la diferencia entre Bocelli y Pavarotti, pero no es un pedante operópata que intenta hacer creer que lo sabe todo, no es un intelectualoide de la lírica de los que abundan. De hecho, no todas las versiones discográficas que escucha son interpretadas por los mejores. O los que se supone que son los mejores. Pero igual eso es la ópera y Nick la quiere.


Lo malo de Nick Palmer (Aaron Eckhart) es que no es real, sino uno de los tres personajes protagonistas de Sin reservaciones, cinta de 2007 dirigida por Scott Hicks, y que estelarizan Catherine Zeta-Jones en el papel de Kate Armstrong y Abigail Breslin como Zoe.

No reservations no es una gran película, porque su guión no pretende serlo, ni por lo demás aspiraría a serlo cuando no es capaz de sostener adecuadamente la construcción y el desarrollo de los personajes o la trama. Las situaciones son provocadas con obviedad y no son consecuentes del todo.

Pero igual la vi.

El argumento es hasta cierto punto simple: Kate es una gua-pí-si-ma chef de primera línea, soltera, obsesiva y perfeccionista con su labor: al grado de ir a terapia, cuyos platillos son comme il faut, aunque asépticos y cerebrales, y debe hacerse cargo de su pequeña sobrina Zoe, cuando su hermana muere en un accidente automovilístico. Por eso, y por conocer a Nick, que es un chef igualmente bueno pero mucho más relajado que ella, Kate toma aire y cambia. Comprende que las metódicas reglas que se ha impuesto y con las que ha vivido no tienen por qué seguirse al pie de la letra siempre. Se aliviana, digamos, para bien.

Las actuaciones de Zeta-Jones, Eckhart y Breslin, dentro de lo posible, exprimen las posibilidades de la historia y el guión que, como queda claro, no son muchas. Especialmente me interesó la parte introvertida y casi autista de Zoe. Abigail Breslin es una pequeña que agrada y a ratos conmueve. La dirección no la hace parecer estúpida o antipática o modosita, como gratuitamente en muchos casos se cree que deben aparecer los niños (me parecen fastidiosos e insoportables, por ejemplo, los niños en los comerciales tipo Kleenbebé).

Una comedia-romántica-superacional que, al menos, no enciende el tedio. Se pasa rápido y eso es una virtud.


Y lástima, sí, que Nick Palmer no sea real. Ante tanto aficionado a la ópera pretencioso e intratable, sería bueno charlar de ópera o quizá encontrarse en alguna función con Nick.

sábado, febrero 02, 2008

Conferencias Pro Ópera: Puccini primero, luego Wagner


Pro Ópera A.C. anunció su primer ciclo de conferencias de 2008. Los martes de febrero y uno de marzo, a las 19 horas. Abajo más datos. La invitación queda extendida.

--Introducción al mundo wagneriano
Martes 19 de febrero

--Los maestros cantores de Nuremberg
Martes 26 de febrero

--Parsifal
Martes 4 de marzo

Conferencista invitado: José Noé Mercado



--Puccini: Del más vulgar al más sublime
martes 5 de febrero

--¿Por qué nos gusta Puccini?
martes 12 de febrero

Conferencista invitado: Lázaro Azar Boldo

Club de Industriales*, Hotel JW Marriot, Andrés Bello 29, Polanco.
*El Club pide saco y corbata obligatorios.
Cuota por conferencia: $150.oo
Informes: info@proopera.org.mx

sábado, enero 19, 2008

El chico nuevo


¿Se puede ser un tipo nuevo para la misma gente? Lo dudo, en serio. El cambio, si se da realmente, casi siempre se aprecia en un ambiente distinto, ante personas nuevas para uno, y no donde y con quien se estaba antes del cambio o intento de. Generalmente eso ocurre. ¿O no?

The new guy -El chico nuevo-, peli dirigida por Ed Decter en 2mil2, es una cinta adolescente estelarizada por él siempre simpático DJ Qualls -lo recuerdo así desde Road trip- y la deliciosa Eliza Dushku cuyo tema se centra en que aun si se ha sido loser y nerd y ridiculizado, se puede ser cool y adquirir y lanzar onda a los demás. Pero el precio del cambio es dejar atrás sitios, gente, entornos. El dilema es clásico: ¿se sigue siendo uno mismo si ya no reconoce a sus amigos, a la gente con la que estuvo, lo que fue?

Sí y no. Alguien ha escrito que el nivel de éxito de una persona se mide por el número de amistades que ha perdido. No sé. Quizás. A veces. ¿Cuántas veces un triunfo, un escalón, un logro, ha sido negado, menospreciado, ignorado, por la gente que nos conoce antes de ese triunfo, ese escalón, ese logro? ¿Por qué entonces cargar con esa gente? ¿Sólo para recordarnos de dónde venimos? ¿No está sobrevalorado tener siempre presente cuál es nuestro origen?




Dizzy Harrison -DJ Qualls- logra convertirse en Gil Harrison. No es fácil, le cuesta, en ello le ayuda un disparatado y presidiario Luther -Eddie Griffin-, pero al final lo logra tanto que se liga a Danielle, una porrista de ensueño y, además, capaz de asimilar que Gil Harrison en el fondo mucho tiene de Dizzy Harrison. Ella sí reconoce el cambio, y lo que no cambió, y no lo cuestiona. Acepta, simplemente. Da aire y deja vivir.

The new guy no es una peli profunda o intelectual. No aspira, por fortuna, a ello. Es adolescente no más. Simplemente es divertida y da para oír al que tiene oídos. Me la pasaron en devedé y este post contiene lo que pensé después de verla.

Al final, creo que con la gente es como con mamá: uno siempre es su pequeño hijo. Y uno no siempre es un pequeño hijo. Uno cambia, aunque siempre sea uno mismo.

viernes, enero 11, 2008

Máquinas



Hace unos días recibí mail promocional de la banda indie Teleradio Donoso, anunciando su nuevo clip: Máquinas, dirigido por Alberto Fuguet, con dirección de foto de Jorge González y Montaje de Javier Ugarte.

Explica el mail de los Teleradio: Realizado por el escritor y cineasta Alberto Fuguet, el video clip, en palabras del propio autor, fue "un experimento en filmar algo no narrativo, con cámaras no creadas especialmente para filmar sino para tomar fotos fijas, con algo de documental. La premisa inicial es: son las 3am y hay mucha gente insomne y tratando de conectarse con las nuevas máquinas electrónicas que supuestamente nos conectan con los otros".

Dice Fuguet que filmó tratando de adaptar el tema mismo y el libro Shutting Out The Sun sobre el fenómeno de los hikikomori en Japón. Jóvenes que ya no salen de su pieza para vivir y se enchufan al mundo sólo a través de máquinas: Internet, televisión, videojuegos, celulares, étc. "Un gran y distímico tema de Teleradio Donoso", concluye Fuguet.

El video me gustó harto por las texturas visuales y emotivas que se logran con los contraluz y los claroscuros, donde justo la luz es también una protagonista amigable si bien solitaria, cercana, detallista, que enmarca la intimidad en la que se desenvuelven los personajes, aun en exteriores (los semáforos son un gran elemento expresivo), intentando conectarse con el más allá, de sí. Bien por los Teleradio y por AF. Debería verse, por eso lo posteo.

Eras mi persona favorita


Ya en ésta, otro clip de Teleradio Donoso. Eras mi persona favorita: dirigido por Christopher Murray & Ignacio Rojas. Un tema que desde luego podría dedicar a todas las personas, igual no son tantas, que un día fueron mis favoritas, y ya no. Quizá eso es lo que estoy haciendo. O quizás no.

domingo, enero 06, 2008

Marc, la sucia rata


"LOS PRO Y LOS CONTRA DE HACER DEDO

Humean montañas de basura a ambos lados de la carretera. Seres andrajosos suben y bajan por ellas. Un adolescente, recostado sobre una pila de cartones y trapos, lee.
Ha encontrado un libro y lo lee con dificultad, pero hechizado.
Para él ha desaparecido el basural, sus manos heladas y sucias pasan las hojas del libro.
El adolescente ha terminado de leer su libro. Se encienden estrellas sobre la basura. Es la primera vez que lee un libro desde el comienzo hasta el final. Es la primera vez que descubre que alguien que no lo conoce y a quien nunca vio, sabe exactamente lo que le pasa y lo que piensa. Aprieta el libro. Llora. O casi. Acaba de comprender que no está solo en el universo. Hay alguien que lo entiende y se lo ha contado por medio de un libro. Vuelve a la primera página, a la primera frase. Se repite a sí mismo el nombre del autor. Es un escritor de otro país, de Alemania. A la mañana siguiente le dice a su maestra que ha leído un libro de un escritor alemán y que durante la noche le ha escrito una carta, pero que no sabe a dónde tiene que enviarla para que le llegue. La maestra le pregunta cómo se llama ese escritor. Y él responde que en ese momento no lo recuerda. Entonces le pregunta por el título del libro. El responde que lo tiene en la punta de la lengua pero que no le sale. Ella le pregunta cómo puede ser que le haya impresionado tanto un libro, que hasta lo ha impulsado a escribir una carta y que no retenga el título ni el nombre del autor. El adolescente se queda en silencio. No quiere revelar esos datos por vergüenza. La maestra podría conseguir el mismo libro y sería como si lo espiase a él por dentro...".

==

"MARC Y EL POLICÍA

-¿Por qué uno no puede suicidarse tranquilamente, oficial?
-Porque es horrible desear la muerte.
-La muerte no es algo horrible, oficial, es sencillamente no estar más. Yo, antes de nacer, no estaba en esta vida, y eso nunca me molestó. Puede creerme.
-Los que se suicidan jamás podrán ir al paraíso.
-Sí, ya lo sé. Ahí irán los policías, los abogados, los religiosos, los psicólogos y los porteros, la gente limpia. Yo soy una sucia rata, oficial. A mí el paraíso celestial, con sus angelitos tocando todo el día esas insufribles arpas, me resultaría más insoportable que el infierno".




"LOS PRO Y LOS CONTRA DE HACER DEDO

Cuántas veces te besé, pequeña. Cuántas veces mi lengua llenó tu boca, la recorrió como una fiera asustada y se quedó largo rato sin ganas de salir de tu cueva. Cuántas veces mojé tus párpados y tus piernas, y tu espalda y tu entrepierna y tus labios verticales. Cuántas veces tuve miedo y felicidad de tenerte y de perderte. Cuántas veces te llené los pulmones con el humo de mi tabaco. Cuántas veces te aprisioné en tu cuerpo. Cuántas veces secuestraste mi sexo entre las paredes húmedas de tus cavernas y me hiciste saber que nada tenía importancia, que no importaba si la vida me andaba bien o me andaba mal o no me andaba. Cuántas veces no importó nada más que tu mirada y tus increíblemente flacos brazos. Cuántas veces lloraste y cuántas fuiste sólo una pequeña huérfana que se dejaba sodomizar hasta quedarse dormida".

==

"MARC Y EL POLICIA

-¿Esta drogado o no?
-Si le digo que no, no me lo va a creer. Y si le digo que sí, me va a llevar preso.
-Dígame la verdad.
-La verdad no existe, oficial, hace veinte millones de años que estamos dando vueltas por el espacio y todavía no nos hemos enterado para qué.
-¿Por qué tomó drogas?
-Mire a su alrededor... ¿Conoce otra forma de soportar esto?
-Usted se droga porque se siente solo y deprimido.
-Eso sí que lo aprendió en algún programa de televisión, oficial, no lo niegue.
-Se encuentra en un estado lamentable y pretende hacerse el gracioso.
-Lo único que pretendo es que no me jodan, oficial.
-Si le pregunto quién le dio eso, me va a decir que fue un señor que no lo conocía y que casualmente pasó por aquí y se lo regaló, ¿no es así?
-No sé si le daría tantas explicaciones".

Marc, la sucia rata
José Sbarra

Creer en ellos


Día de los Reyes Magos. Día de creer en ellos.

Entre lo que dejaron los Reyes Magos en mi pieza destacan algunos libros. Y entre ellos, destaca la edición ilustrada, de lujo, de Salem´s Lot de Stephen King. Fue su segunda novela, originalmente publicada en 1975, pero ahora, hace poco más de un mes, editada -en español puesto que en inglés salió hace un casi dos años- con material inédito: escenas eliminadas, una nueva introducción del autor, un par de relatos sobre los personajes de esta historia y algunas fotografías "que reflejan perfectamente el ambiente opresivo y subyugante de la obra".

Dice Stephen King, en su nueva introducción, que desde aquel entonces a la fecha ha dejado marchar todas la ideas que tenía sobre escribir ficción, excepto una:

"Es la primera que tuve (a los siete años, creo recordar), y será probablemente la que mantendré firme hasta el final: es mejor contar una historia, y mucho mejor todavía cuando la gente de verdad quiere oírla. Creo que El misterio de Salem´s Lot, incluso con todos sus defectos, es una de las buenas. Una historia de las que asustan. Si no la has oído nunca antes, permíteme contártela ahora. Y si ya la habías oído, déjame que te la cuente una vez más. Apaga el televisor -de hecho, ¿por qué no apagas todas las luces salvo la que alumbra tu sillón favorito?- y hablemos de vampiros en la oscuridad. Creo que puedo hacerte creer en ellos, porque yo también creía en ellos mientras trabajaba en este libro".

jueves, enero 03, 2008

Pro Ópera enero-febrero 08


Salió, quinceañera, la revista Pro Ópera enero-febrero 2mil8. Felicidades a la publicación y a quienes la han hecho y la hacemos hoy (aunque incluirme suene medio posero) x estos tres lustros de publicación. No todas las revistas llegan a tantos años, y menos si es cultural y menos si es musical-teatral y menos si es operística. Después de todo, Pro Ópera ya es 15añera y permanece como una de las dos revistas especializadas en la lírica q se editan en español en la Tierra.

Este número trae textos interesantes como una entrevista q Charles Oppenheim le hizo al director de la Compañía Nacional de Ópera: José Areán. Se puede leer y comparar sus palabras con la realidad -para sacar conclusiones o al menos tener noción de cómo están las cosas-, con la percepción q se tenga de nuestro quehacer operístico o incluso con una radiografía lírica de México q representa una entrevista igual de Oppenheim al director general y fundador de la revista Pro Ópera: Xavier Torresarpi, quien además hablar aspectos concernientes a la elaboración de la revista, brinda un panorama de nuestra ópera en la actualidad respecto a otros momentos de la historia. Mal q mal, Pro Ópera los ha registrado mínimo en los últimos 15 años.

Mío vienen hartas cosas, así q de nada sirve q me tachen, como han hecho un par de vocecillas traperas, de acaparador. Sí, soy un acaparador así q sorry. Aunq en el fondo no lo soy tanto, como puede verse en un número tan completo como éste.

De mi autoría puede leerse la primera parte de un sondeo-mini-entrevista con una gran cantidad de artistas líricos del ambiente nacional y circunvecino opinando sobre la revista Pro Ópera, crítica de Lucia di Lammermoor en Bellas Artes, una entrevista a la directora de escena de esa puesta: María Morett, columna Ópera en México q como es habitual tiene algunas voces más, no sólo la mía -Lázaro Azar, Luis Enrique Dávila, Ingrid Haas, Vladimiro Rivas-, una entrevista a la maestra Josefina Álverez Ierena, y alguno q otro texto q se encontrará si se lee toda la edición.

Vienen tb secciones clásicas como Ópera en Ámerica, Ópera en el Met, Ópera en Europa, Ópera en los Estados, además de reseñas de discos, más entrevistas como una al barítono Carlos Álvarez u otra con el concertador Edoardo Müller u otra con la soprano María Bayo, efemérides -René Kollo cumplió 70 años-, la sección Otras Voces. En fin. No acabo. Hay q verla. En línea, o mejor todavía en papel. No hay nada como verla impresa. Eso es lo mejor. Tenerla en las manos.

http://www.proopera.org.mx/

lunes, diciembre 31, 2007

El tiempo no procrastina: rip 2mil7



El tiempo fluye sin moldes, ciego, indiferente a los años sobre los que el ser humano cree que configura su existencia. Así, 2mil7 se acaba, pero si no acabara, si continuara eternamente, el tiempo igual fluiría. Ningún ciclo es ciclo para el tiempo, sólo para nosotros que en él somos y ocupamos espacio. Por un tiempo.

Posteo dos fragmentos de Kundera para ¿cerrar? 2mil7. Mañana será 2mil8. Se supone, se dice, haremos de cuenta. El primero sobre el significado de nuestra historia personal. ¿Lo tiene? Más nos valdría, existencialmente, que sí, que lo tuviera para librarnos del horror y del vacío de la procrastinación -ahora que está de moda- total y absoluta: incluso la de vivir. El segundo sobre eso de que uno es uno y su circunstancia, pero los otros también son ellos y sus circunstancias. Eso ocurre en las relaciones personales, sentimentales, de tido tipo, pero a veces lo olvidamos. O no lo hemos tomado en cuenta. Y lo más fundamental: yo y los demás somos, siempre, respecto a mi yo. Sí. Eso lo explica todo. O casi. En el amor, por lo menos, creo que sí. En fin: va: posteo:

==


¿Es que las historias, además de ocurrir, de acontecer, también dicen algo? A pesar de mi escepticismo me ha quedado algo de superstición, por ejemplo esta extraña convicción de que todas las historias que en la vida me ocurren, tienen además algún sentido, significan algo; que la vida, con su propia historia, dice algo sobre sí misma, que nos desvela gradualmente alguno de sus secretos, que está ante nosotros como un acertijo que es necasario resolver, que las historias que en nuestra vida vivimos son la mitología de esa vida y que en esa mitología está la clave de la verdad y del secreto. ¿Que es una ficción? Es posible, es incluso probable, pero no soy capaz de librarme de esa necesidad de descifrar permanentemente mi propia vida.



Me pareció que es un error cuando se pretende abstraer al ser amado de todas las circunstancias en las que se le conoció y en las que vive, cuando se lo intenta, con una laborosísima concentración interna, purificar de todo lo que no es él mismo, y por lo tanto también de la historia que junto a él se ha vivido y que forma el perfil del amor.

Lo que yo amo en una mujer no es aquello que ella es en sí misma y para sí, sino aquello con lo que se dirige hacia mí, lo que es
para mí. La amo como a un personaje de nuestra historia compartida. ¿Qué sería la figura de Hamlet sin el castillo de Elsinor, sin Ofelia, sin todas las situaciones concretas por las que pasa, qué sería sin el texto de su papel, qué sería haciendo abstracción de todo ello? ¿Qué quedaría de ella, más que una especie de esencia ilusoria, vacía, muda?
La broma
Milan Kundera

martes, diciembre 25, 2007

¿Autodidacta?




No soy un autodidacta.

Todo lo que he aprendido lo aprendí leyendo.

Y he leído mucho
.


Roberto Bolaño

RIP: Karla Stefanía Galindo Pastor - Faris (1986 - 2007)


La verdad es que estas fiestas de fin de año no me han sido felices. La noche del viernes 21 de diciembre me enteré vía mail del fallecimiento, ocurrido un día antes, de Karla Stefania Galindo Pastor -Faris, para sus amistades-, una muerte súbita y por tanto desgarradora, a sus 21 años de edad.

Faris fue mi alumna en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Su óbito fue lamentable, doloroso, triste, para su familia, desde luego, pero igual para sus amigos, compañeros y para todos quienes la tratamos. La muerte suele dejarnos con muchas dudas y preguntas, pero en definitiva la muerte de un-a joven, una vida sin duda truncada, nos arranca una serie de cuestionamientos que frustrantemente no tienen respuesta. No, al menos, terrenales.

El poeta Salvador Díaz Mirón escribió que el mérito es el náufrago del alma: vivo se hunde, pero muerto flota. Y sí, en parte, así es. Pero fuera de eso, mi recuerdo de Karla es vívido y data del primer día de clases, justo cuando la conocí. Su sinceridad era una moneda de cambio, desde el primer instante y siempre: "No me gusta Werther, lo odio", me dijo cuando me hablaba sobre sus preferencias literarias. Ya después me explicaría porqué. Razones tenía, desde luego.

Una vez me preguntó a media clase y sin venir a cuento si yo después iba a ir a algún lado importante. Ese día fue el único en que yo asistí a la universidad de traje y corbata y la diferencia en el vestir saltaba a la vista, supongo, al menos para alguien cuya atención era aguda, escaneadora, aun en su inquietud. Le respondí que no, que más bien ya había ido a una cita y que ya no me dio tiempo de cambiarme, pensando en que de no ser por esa cita, habría preferido la comodidad de la ropa casual. De hecho, la comodidad en el vestir era algo que siempre podía envidiársele a Faris. Siempre se le veía con pantalones y playeras cuya característica era la holgura. Además, usaba un paliacate en la cabeza y siempre andaba con sandalias, al aire libre.

Ése era su look.

El mismo que, por cierto, portó las dos ocasiones en que junto con algunos de sus compañeros nos encontramos en el Teatro del Palacio de Bellas Artes. La primera, en el Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli y la segunda en el ensayo general de Lucia di Lammermoor. Fan de la música brasileña, esos encuentros líricos, a decir verdad sorpresivos, me confirmaron su interés por el conocimiento, su curiosidad de la que obtenía elementos para después tener algo de qué reírse. Porque todo lo que ella sabía o aprendía pasaba por el tamiz de su buen humor y eso la hacía una persona agradable, sencilla, buena onda, y para nada posera.

Así la recuerdo, simpática y alegre, lo mismo explicando ante sus compañeros la trama de Los cuentos de Hoffmann de Jacques Offenbach, que mostrándome su libro de El rey león, el musical, en una preciosa edición adquirida en un viaje reciente que hizo a Estados Unidos.

Con esas imágenes me quedo, con las de una alumna de 10, y no con otras que sin duda entristecerían mi memoria, pues al fin y al cabo la consigna es clara: the show must go on. Y Karla lo sabía.

Descansa en paz, Faris.

Felices fiestas

Da clic a la imagen para ampliarla


Bueno, en rigor no es una postal, aunque podría serlo. Es una fotografía que tomé al deambular una noche por DeEfe.

Pero igual sirve.

La idea es desear felices fiestas y si no felices, al menos, buenas fiestas de fin de año. Y que 2mil8 sea un año que prometa y cumpla todo lo mejor. O casi. O cerca. Sólo eso, que no es poco. Ojalá.

JoséNoéMercado
Invierno de 2mil7

jueves, diciembre 20, 2007

Haciendo la revolución


Andrés Caicedo en la FIL de GDL

El nombre de Andrés Caicedo, escritor colombiano, muerto por medios propios en 1977, a los 25 años de edad, comenzó a sonar ya en México. En la reciente FIL de GDL se presentó su obra -al menos Ojo al cine, El cuento de mi vida y ¡Que viva la música!-.

Rosario Caicedo -hermana de Andrés-, Pilar Quintana, Alberto Fuguet, Sandro Romero y Andrés Acosta hablaron de Caicedo en un primer evento, celebrado en el Salón Alfredo R. Plascencia de la Expo GDL, sede de la FIL. Estuvo lleno. ¿De dónde salió tanta gente joven y no tan joven interesada en Caicedo, sin haberlo leído? Luego, en segundo término y con igual interés de público, se llevó al cabo un café literario en el Pabellón de Colombia, en el que participaron Alberto Fuguet, Sandro Romero y Jorge Franco. El día D para Caicedo en la FIl de GDL fue el 29 de noviembre. Desde entonces, Caicedo ya tiene presencia en México. Sus libros ya circulan entre nosotros.

Al margen del interés que Caicedo suscitó en uno de mis apreciados amigos cuando vio la foto que ahora abre este post por "el paquete que con ostentosa destreza se sobaba", algunas personas cercanas igual se han interesado por la obra de Caicedo. Qué escribió, por qué es tan importante, por qué habría que leer a un autor que se mató hace 30 años, me han preguntado. Decidí que la respuesta sería más certera y conocedora, con más punch, si era de Alberto Fuguet -que por estos días selecciona y edita material inédito de Caicedo para armar un nuevo libro-. Por suerte grabé sus participaciones en la FIL. Fue cuestión de transcribir y hacer un pequeño remix para conocer más de cerca a Andrés Caicedo y a su obra en palabras de AFuguet. Espero que el remix sea fiel a lo dicho. Igual tomé algunas imágenes que más bien demuestran mi inoperancia fotográfica, pero algo es algo y algo es mejor que nada. La intención es ilustrar el texto. La idea fue ésa. Posteo, va:



Rosario Caicedo, Alberto Fuguet, Andrés Acosta


“Haciendo la revolución”
-Palabras de Alberto Fuguet sobre Andrés Caicedo,
pronunciadas en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2007-.



Me siento honrado y contento de ver gente acá, sobre todo a esta hora, que no es la más hot durante la feria. Eso demuestra que ya nos podemos morir tranquilos porque creo que Andrés Caicedo ya existe en México. Lo he visto en los diarios y he visto personas que, aun tímidamente, hojeaban sus libros en el stand de Norma, sin saber todavía quién es él. Uno se da cuenta que ya cayeron: ya entraron en el vicio Caicedo.

Declaro que, hasta hace unos años, yo no tenía idea quién era Andrés Caicedo. Y es más: no sabía, siquiera, con todo respeto a los caleños, que existía una ciudad llamada Cali. Por supuesto, como buen sudamericano u hombre del mundo levemente culto, sabía que en Colombia sólo había dos ciudades: Bogota, que según mi conocimiento tenía muy buenas revistas y muy buenas librerías, y Macondo, un lugar donde yo esperaba nunca ir.



El hermano, el par

A diferencia de muchos jóvenes, yo nunca quise asesinar padres ni abuelos. Al revés: como muchos otros jóvenes, siempre he tenido el serio problema de querer tener padres. Un tanto porque mis papás se separaron, siempre he tenido este rollo de querer buscar figuras paternas, sobre todo literarias. Pero nunca encontraba en castellano. Y las que más se acercaban a ello era gente levemente mirada en menos, por distintos motivos. Uno llamado Mario Vargas Llosa, de quien siempre hablaban como un político, aunque yo pensaba: sí, pero miren cómo escribe. Y después tipos como Manuel Puig o Guillermo Cabrera Infante. Pero, claramente, tenían una sensibilidad distinta a la mía. Escribían, por ejemplo, de la cultura pop y el cine, pero no era el cine que yo conocía. Sabía que Rita Hayworth había sido una mujer muy guapa, pero para mi momento era una señora en un asilo de ancianas, digamos. No conectaba tanto con ellos. Respetaba, sentía que Manuel Puig era de los míos, pero no era exactamente un hermano: era una persona mayor.

Pasan los años. En eso escribo un libro no contra García Márquez, pero diciendo: hasta cuándo todo lo que se escribe en América Latina será sobre pueblos rurales, folclor, lo ocurrido hace decenas o centenas de años. Entonces, digamos que después de mucho sufrir: no un sufrimiento tan fuerte, pero sí después de sentirme bastante solo literariamente, un día estoy en Lima, Perú, haciendo hora, esperando mi vuelo, sin saber qué hacer, y voy a una librería llamada La casa verde, en homenaje a la novela de Vargas Llosa.

Ahí, me encuentro por casualidad con el libro Ojo al cine de un tal Andrés Caicedo. De inmediato, comencé a ponerme rígido porque me di cuenta que era un buen libro, gordo, de cine. Ya me interesa, dije. Le pregunto a la chica de la tienda cuánto cuesta. Me dice una cifra. Casi 120 dólares.

Joder.

Vuelvo al libro. Veo los datos del autor: 25 años, colombiano, y empiezo a hojear: James Dean, Roger Corman, Taxi Driver, películas de terror, cosas muy actuales, y digo: qué es esto. De dónde salió. Compro el libro, me voy al aeropuerto, me subo al avión, son tres horas a Santiago, y aterrizo otra persona.

Fascinado, me encuentro con el hermano que siempre anduve buscando, con el par, con el tipo que yo sentía que me hacía falta para haber sido menos atacado, alguien que me habría podido proteger, que me habría podido decir tú también puedes escribir de esto, no está mal escuchar música en inglés, no eres un traidor por escuchar a Radiohead o a The Rolling Stones, en vez de escuchar rancheras: tú puedes ser chileno o peruano, ecuatoriano, colombiano o mexicano, ver películas extranjeras y, sin embargo, procesarlas localmente.

Ése fue el lado por el que me llegó la fascinación.

Después, también pensé: ¿por qué no lo conocí antes? ¿Por qué nadie me contó de él? ¿Dónde estaba él cuando yo lo necesitaba? ¿Por qué no conocí a Andrés Caicedo y sí a los tipos que decían que yo los rondaba y trataba de robarles libros: por qué ellos nunca me hablaron de Andrés Caicedo?

Eso me dio mucha rabia y mucha bronca y sigo con esa bronca y por eso estoy en México, enojado, ¿ajá?, como haciendo la revolución, digamos.



El Kurt Cobain, Dios


Sandro Romero me dijo algo que me dio mucho gusto: tú eres nuestro hombre Caicedo en Santiago. Y, ahora, acá en México, lo que necesitamos son muchos hombres y muchas mujeres Caicedo: en Guadalajara, en DeEfe, en Tampico, lo mismo que en Madrid, en Barcelona, y en muchos otros sitios, porque Andrés Caicedo es un escritor que puede viajar: su lenguaje, sobre todo en sus textos de no ficción, no es tan difícil o raro o colombiano como la gente podría pensar, sino el de un autor contemporáneo, moderno y nuevo. Puede viajar también a otros idiomas. Creo, por ejemplo, que Caicedo sería un personaje en Japón y podría matar.

En Colombia, para los adolescentes es Dios. Es el Kurt Cobain, de lejos. Las filas en la Feria de Bogota para poder acceder a uno de sus libros fueron un fenómeno que se da en los recitales de rock. Declaro que yo respeto mucho el fenómeno de Que viva la música, pero claramente ya no tengo 14 años para leerlo, pero leer, por ejemplo, El cuento de mi vida a cualquier edad te afecta. O sea, para cualquier persona que la haya pasado mal, ya no digo alguien que se ha matado o está en ello, que haya dudado de sí misma, que esté insegura o que sienta que algunos se han burlado de ella, este libro es impresionante porque está escrito desde el corazón.



Tragar información


Cuando me contaron que había un poco de complicación porque cómo puede lanzarse en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara a un escritor que no está vivo, yo les contesté: bueno, a cada rato en Guadalajara lanzan a escritores vivos que ya están muertos.

No me cabe duda de que Andrés provoca algo de morbo como un autor suicida, pero yo creo que si estuviera aquí igual provocaría lo mismo. Sería un tipo extremadamente divertido, al día. Y es un gran escritor: es, digamos, un Cesare Pavese de los blogs. Caicedo comprendió lo que eran los blogs mucho antes de que existieran.

Más allá de la figura del pelo largo o de aquello de que todo el día estaba como volado, Andrés Caicedo, claramente, escribió. Hay toneladas de sus cartas. Las de cine, que mandaba a sus amigos cinéfilos, son alucinantes porque Andrés era un cinéfilo que veía de todo: desde basura hasta gran arte. Era un tipo que veía a François Truffaut, a Roger Colman. Cuesta mucho imaginarse que Caicedo escribió al final de los 60, en América Latina. O sea, si fuera norteamericano habría sido contemporáneo de Jack Kerouac o William Burroughs, de la Beat Generation, o de gente más grande que él como Ernest Hemingway o Scott Fitzgerald.

Yo soy del tipo de persona que cree que todos los grandes autores, en su momento, siempre fueron contemporáneos. Los malos escritores son los que miran hacia atrás. Es una afirmación quizá fuerte y que tal vez no debería repetir, pero a mí los autores que me gustan siempre fueron contemporáneos: desde los griegos que escribían de las guerras de su momento, hasta Scott Fitzgerald que hablaba sobre los niños tontos que tomaban mucha champaña y bailaban charlestón, mientras el resto del país se moría de hambre.

Andrés escribía como nadie escribía en su momento en América Latina. No quiero aquí atacar a García Márquez, pero cuesta muchísimo entender que en una ciudad de provincia, en Colombia, en los mismos años de Cien años de soledad, había un tipo que sin Internet, sin VHS, sin You Tube, parecía que estaba viviendo en Nueva York. Era un tipo con la información que yo, aun hoy, conozco muy poca gente que la domina. Un tipo que como buen latinoamericano, quizá como buen provinciano, de ese tipo de gente que produce América Latina, es capaz de tragar y tragar información porque la necesita, porque como no la tiene cerca logra traerla hasta sí.


Sandro Romero, Alberto Fuguet, Jorge Franco


El mundo es mejor por Andrés


Una anécdota para terminar. Una vez, Caicedo le dice a un tipo: no puedo hablar contigo, quiero ser tu amigo porque me doy cuenta que tú también hablas y sabes de cine. Pero, en primer lugar, yo soy tartamudo y, en segundo, me da mucha vergüenza hablar de cosas personales. Por lo tanto, mejor te voy a escribir una carta. ¡Le escribió 17 páginas!, donde no escribe casi nada personal, pero sí de cientos de películas y donde uno se da cuenta que se trata del tipo de persona que quiere contactarse con otra porque la siente parecida a sí misma.

Creo que hay muchas formas de entender a Andrés Caicedo. Pero, entre otras facetas, es el gran cinéfilo latinoamericano. Hay gente que va al cine para huir. Andrés iba a refugiarse y dio la vida por el cine. Se dio cuenta que afuera la vida no era tan buena y que había que ver cine. Él vio las películas para salvarnos a nosotros. Porque, más que un crítico: no era un tipo pajero o sobreintelectualizado, quería que la gente fuera a ver las mismas películas que él había visto. En ese sentido, era un psicópata, un cinépata. Él sentía que la gente debía ver sus películas y que, haciendo eso, iba a salvar al mundo.

A lo mejor se dio cuenta que, en el fondo, no iba a poder salvarse él, pero si la gente veía las películas que él veía, el mundo iba a ser mejor. Y yo creo que el mundo, efectivamente, es mejor por Andrés.

lunes, diciembre 03, 2007

Soy fuguetiano


Estuve en la FIL de Gdl 2mil7. Estuve con Alberto Fuguet, hablamos harto. En rigor, él habló harto. Me dio la vuelta, fácil. Conoce tanto de literatura, sabe tanto de cine: lo exuda, posee una amplísima cultura hipertextual, digamos, una agudeza y claridad de pensamiento, que no le pude seguir el paso, ni de lejos. Pero fue una experiencia única. Aprendí cada segundo. O traté. Y sobre todo atestigüé que AF es una gran persona, un tipo sensible. Un tipazo. Lo entrevisté igual. En diversas sesiones multiformato, podría decir.

Hoy lunes, publiqué una primera versión de aquella entrevista en el diario Excélsior: el periódico de la vida nacional. Aquí se puede leer en linea:

http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/especiales/comunidad/soy_fuguetiano/64930

Gracias a Excélsior por su interés y obvio a Alberto Fuguet, por ser Alberto Fuguet y por su mundo. Vendrán otras versiones, extendidas, de aquel encuentro. Pero mientras posteo lo que salió hoy:


Excélsior 03-Diciembre-2007
"Soy fuguetiano"
Por José Noé Mercado

GUADALAJARA.- Quién es Alberto Fuguet para Alberto Fuguet, se le pregunta a uno de los personajes de mayor onda alternativa en la literatura latinoamericana contemporánea. Un chileno que no sólo escribe, sino que es un narrador combo, multiformato y multimedia, que visitó la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para presentar la obra del colombiano Andrés Caicedo, un escritor muerto por medios propios en 1977, a los 25 años de edad: “sin duda el autor colombiano más interesante que se haya presentado en esta FIL y más vivo que muchos de los que aquí se presentan a cada rato; digamos un intelectual pop”.

La respuesta podría plasmarse al decir que Fuguet, desde que irrumpió en el panorama de las letras, preguntaba: “hasta cuándo todo lo que se escribe en América Latina será sobre pueblos rurales, folclor, lo ocurrido hace decenas o centenas de años; cómo puedo identificarme con un personaje que pase lo que pase puede morir y resucitar, con una abuela voladora, o con un sitio donde los tucanes hablan”. Hasta que él, y una suerte de hermandad cósmica de narradores, que en diversos países latinoamericanos tampoco encontraban padres literarios en español, en los 90 contrapunteó al establishment con una propuesta más urbana y realista, virtual y no mágica. Hasta que el mítico Macondo se magulló ante el McOndo en el que se vive día a día.

Fuguet, hoy escritor y cineasta, periodista, cinépata, ex crítico de cine y rock, guionista, “uno de los 50 líderes latinoamericanos del nuevo milenio” (según Times y CNN), autor de los libros Sobredosis, Mala onda, Tinta roja, Por favor, rebobinar, Las películas de mi vida, Cortos, Apuntes autistas, Road story y director del filme Se arrienda, no es fácil de definir: es inquieto, lleno de proyectos, con una pila de alta duración que va de dirigir videoclips indie (Máquinas, del grupo Teleradio Donoso, se estrena mañana), a filmar, en breve, un corto para Nokia en el que probará las capacidades de un teléfono celular. No para. Está al día.



El narrador contesta la pregunta. “Creo que es un tipo que, a estas alturas, me cae relativamente bien. Estoy conforme y espero más. Creo que es un tipo levemente perdido y autista que, más o menos, se encontró y encontró su ruta. Digamos que respondo a lo que produce. Me siento cercano a él y a su obra. Me siento afortunado. Agradecido. Quiero seguir creando. Mi curiosidad es inagotable. Tu pregunta es –creo– imposible de responder. Pero nada: no creo que valga la pena atacarme, porque sería pose. Y alabarme sería de mal gusto. Pero lo que más me acomoda de Fuguet –y esto de hablar en tercera me complica– es que, después de años, creo que he logrado ser fuguetiano. Ésa ha sido mi meta y ahora las futuras tienen que ver con consolidar ese planeta en el cual vivo y que he, digamos, creado. El planeta que habitan mis personajes”.

Pero otros, los del canon literario, sí que lo han atacado. Algunos años, incluso, dejó de escribir. ¿Lo dañaron? “Creo que lo intentaron, sí, pero no lograron la meta de, para decirlo paranoicamente, silenciarme. Yo esperaba ser aceptado, pero no sucedió así. No sé si fue una crisis, pero sí tuvo que ver, creo, con querer desaparecer, ser anónimo, no publicar para que no me jodieran. Por lo tanto, si me callé por unos años antes de Las películas de mi vida fue para sobrevivir: dejar de ser mediático, dejar de estar expuesto. Creo que, más que crisis, fue como la resaca McOndo. Me dije: ya que me odian tanto, quizás deba callar. Pero seguí creando y comenzó mi acercamiento al cine. Buena parte de Cortos lo hice en ese periodo de silencio".

Alberto Fuguet sabe que muchos escritores serios, autores que se quedaron atrapados en una antigua forma de entender el mundo, que desconocen los nuevos formatos, como los blogs, internet, los medios alternativos para enchufarse a la vida, lo miran menos. “No me incluyen, para ellos soy un freak. Pero en rigor tampoco me interesan sus premios, ni su prestigio, si para obtenerlos he de transar, de venderme. El único premio que quisiera obtener es el Oscar.

“Al final, todo se trata de narrar. De crear personajes. Eso es todo. Sentí que estaba creando un mundo mío cuando era crítico y lo mismo sentí cuando estaba filmando un largo o reporteando o escribiendo una novela. Lo que deseo es que la suma de todo sea coherente, tenga un perfil y sea, claro, personal, aunque eso implique no ganar premios, no ser respetado, no ser parte del canon”.

domingo, diciembre 02, 2007

Lucia di Lammermoor en Bellas Artes

Posteo mi crítica de la Lucia en Bellas Artes que cerró la anoréxica temporada de ópera de la CNO. Líricamente se acabó el 2mil7 en BA, cuando nacionalmente apenas iniciaba. ¿Para tan poco un aparato burocrático institucional enorme? No sé. Es como que demasiado caldo para tan poco pollo. En fin. La posteo. La cuelgo, va:


Lucia di Lammermoor en Bellas Artes
Por José Noé Mercado

Hay que ser congruentes. La comunidad operística de México exigía, en general, de una u otra forma, que la Compañía Nacional de Ópera presentara producciones líricas que aprovecharan más a fondo la infraestructura y el talento nacional. Desde cuándo somos tan chauvinistas, hay quien ha preguntado bajo la seducción de las importaciones. Cero chauvinismo, no se trata de eso. Como debemos suponer que tampoco se trata de entreguismo o malinchismo de la otra parte. ¿O sí?

El caso es que ahora, los pasados 29 de noviembre, 2, 4, 6 y 9 de diciembre, la CNO presentó cinco funciones de Lucia di Lammermoor de Gaetano Donizetti, en una producción mexicana, que ciertamente incluyó algún invitado extranjero. Muy bien. Hay balance. Eso debe aplaudirse, puesto que el problema y las críticas que en los últimos meses, inicio de esta administración, se venían acumulando no eran por presentar montajes de otras partes del mundo. Bueno, de Argentina. La cuestión es que no era además de los nacionales que, podría pensarse, son factibles ya que por si alguien no lo había notado, en México abunda el talento. Un aplauso, entonces, en ese sentido. Seamos congruentes, pues.

Lucia, además, sigue ganando batallas. La música de Donizetti se cuela por las rendijas —o boquetes enteros— de romanticismo del público y, si bien la trama de esta ópera no es ejemplo de originalidad en ningún sentido, logra sostenerse hasta el final.



Pero la obra en sí misma no es todo, no en ópera, género donde hay montaje e interpretación.

La parte vocal no merece menos palmas. En el rol protagónico, alternaron las sopranos Eglise Gutiérrez y Olivia Gorra. La primera, poseedora de una voz, de trinos, y coloratura en general, de timbrado hermoso, con una emisión carnosa, que resolvió bastante bien los retos de la partitura. Olivia, la veracruzana, ofreció funciones como hace mucho no lo hacía: en plenitud absoluta de facultades, con brillantez vocal e interpretativa. Sus coloraturas fueron precisas, luminosas, con entrega y rigor técnico. Bien.

Como Edgardo di Ravenswood, igual alternaron los tenores José Luis Duval y Fernando de la Mora. Ellos, asimismo, pusieron muy alto el nivel de interpretación canora. Duval, con fuerza y entrega, nobleza vocal y enjundia sonora que incluyó los sobreagudos optativos, además con un infrecuente pero al cabo feliz fuelle histriónico, hizo callar a los cotilleros, que nunca faltan, que esperaban ver opacada la actuación de Duval, en contraste con el despliegue de su voz. Por su parte, Fernando de la Mora, tan apto para el repertorio francés y el belcanto, demostró nuevamente que es un tenor de gran calidad y elegancia en su técnica y fraseo, cálido.

Si algo caracteriza al barítono Jesús Suaste es su solvencia para salir adelante de sus compromisos y la interpretación de Enrico Ashton no fue la excepción. Otro que estuvo en un nivel óptimo vocal y actoralmente, fue el bajo internacional Noé Colín, en el rol de Raimondo. Su instrumento corrió con brillo, aun en su oscuridad, por el teatro. Arturo Valencia, Zaira Soria y Luis Alberto Sánchez complementaron el elenco de solistas, como Arturo, Alisa y Normanno.



Al frente del Coro —preparado por Mauricio Baldin, y que por los soplones tras bambalinas que se escuchaban hasta la galería podemos deducir que aún no se aprende Lucia— y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, Edoardo Müller hizo una lectura personal, de buen resultado sonoro, digamos. El sonido tuvo consistencia y se apegó al estilo. Los peros a su batuta podríamos encontrarlos en sus tiempos, algo aletargados que robaron brillo y emotividad en algunos pasajes a la música, o bien dificultaron fraseos y respiraciones de ciertos solistas. No en todo momento, cierto.

La puesta en escena correspondió al debut en Bellas Artes de María Morett, quien a pesar de las grillas que le armaron en la CNO, cumplió con un trabajo destacado, en la medida de los tiempos, no tan amplios, que tuvo para los ensayos y para preparar la escenografía junto con Philippe Amand, quien igual se encargó de la iluminación.

La historia fue contada por Morett. El discurrimiento escénico se cumplió, aun si se cuestiona qué tanta fusión hubo o no hubo entre elementos virtuales, como la proyección de imágenes pixeleadas y que se trababan en sus ciclos de repetición, y la escenografía tipo roperazo, es decir la física y tradicional, digamos, que además en varios cuadros estaba —paradoja verbal— descuadrada e involuntariamente asimétrica. Sin decir que la iluminación, a veces caía sobre nadie, mientras los solistas estaban en penumbras. ¿El vestuario de Violeta Rojas fue diseñado en su totalidad ex profeso para este montaje? Lo mismo podríamos preguntar sobre el diseño de escenografía. Los reciclados, por más valor que tengan para disminuir costos, siempre serán reciclados y no siempre embonan entre sí.

En todo caso, aunque los resultados en muchos sentidos no sobresalgan de la medianía lírica en que está sumida la ópera en Bellas Artes, en esta producción se ve que hubo trabajo y ganas e intención de aprovechar los recursos y talentos artísticos de que se dispone. Ya es un primer y pequeño paso, bien, aunque la excelencia todavía está a kilómetros y sigue corriendo.

viernes, noviembre 23, 2007

Gracias



Sí, gracias a quienes se acordaron de mi cumple y me felicitaron. Aunque no me gustan los cumples, se agradece que otros recuerden la fecha y expresen mensajes emotivos. Gracias x los obsequios, entre los que destacó el globo de Bob que ilustra este post.

Y nada, es raro que algunas personas este año ya no me felicitaron, pero otras, nueva gente en mi vida, sí lo hayan hecho. No se puede aspirar a todo. Cuando se está en un lado, ya no se está en otro, ni forzosamente con las mismas personas. Todo sea, espero, x ser una mejor persona. Gracias a los y las que siempre han estado cerca. Y a las personas que ya no me felicitaron este año, a las que se les olvidó o les valió, a aquellas personas de las que ya salí, o me sacaron, de su vida, gracias también. Buena onda.

lunes, noviembre 19, 2007

Canciones sublimes: el cedé


Ayer se presentó el disco Canciones sublimes de la mezzosoprano Encarnación Vázquez y el pianista Jorge Federico Osorio. La sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes se llenó. Por allá estuve, en la mesa de presentadores, junto a Eduardo Langagne, Bernard Marsellin Léautaud y Karl Bellinghaussen, en representación de Ricardo Miranda, quien no pudo asistir pero envió no sólo un representante, sino un texto de su autoría para ser leído en el evento.

José Areán, director de orquesta y director de la Compañía Nacional de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes, igual estaba confirmado como uno de los presentadores, pero no llegó. Canceló de último momento. Nada raro. Lo mismo ocurrió hace un par de meses, quizá tres, en que estaba programado para dictar una conferencia para Pro Ópera A.C. y canceló el último día, a la mera hora, su participación. Lo bueno es que aquella vez hubo un sustituto de lujo que con premura y todo aceptó brindar una charla sobre el papel de la orquesta en la ópera: el maestro Luis Herrera de la Fuente. En fin.

Yo preparé un texto para leerlo durante la presentación. Lo leí, así lo hice. Procedo a postearlo, a continuación:



Canciones sublimes: el cedé
Por José Noé Mercado


UNO Canciones sublimes es un cedé que encierra algo de paradoja, bienhadada. Puesto que este disco es una de las vertientes en las que la mezzosoprano Encarnación Vázquez celebra 25 años de carrera operística, en 2007. El disco no es de ópera, ni tiene el fastuoso artificio que caracteriza a este género dramático musical que ya rebasa los cuatrocientos años de edad. Pero igual es una forma de celebrar, de estar de fiesta por el cuarto de siglo de la destacada trayectoria lírica: canora, de Encarnación Vázquez. ¿Y cómo más se podría festejar, si no es convidando su arte lírico a sus amigos, a su familia, a sus colegas, y por encima de todos a su público? Paradoja pues porque esta celebración es con un disco íntimo, de repertorio esencialmente interior: poético, habitado en esa intimidad por el estrecho y cómplice acompañamiento de un pianista más que dotado para la ocasión: el maestro Jorge Federico Osorio.

DOS Supongo, es más, estoy seguro que grabar Canciones sublimes ha significado un gran reto para Encarnación Vázquez. Lo evidente sería por el legado importante que otros artistas han acumulado a lo largo del tiempo al abordar este repertorio de la melodía, de la canción francesa. Pero eso es lo de menos, cuando se está frente a una intérprete genuina como Encarnación Vázquez, capaz de configurar su propia versión de las obras.

La verdadera relevancia de este desafío consiste en las características propias del género, que por si fuera poco exigen ser cumplidas y respetadas hasta en el mínimo detalle, si es que se quiere salir avante en la empresa de su interpretación. El cantante está acompañado por una música indispensable, transparente, pero solo frente a su técnica y a su capacidad justamente de hilvanar el canto, de disponer su voz para la creación de la música. La riqueza expresiva de los textos de estas piezas exige a la vez un compromiso emotivo y puntual, sin amaneramientos ni exageraciones, a la hora de frasearlos. La dicción se potencia y es preciso atenderla sin pretexto. Eso sin olvidar que el matiz, la necesidad de colorear las notas para sortear toda posible monotonía, es un factor constante que debe ser el combustible que impulse la interpretación misma.

TRES Encarnación Vázquez estaba pues ante un desafío considerable. Pero justo es decir que del lado de la mezzosoprano estaban justamente 25 años de experiencia profesional en términos vocales. Eso ha sido definitivo para el resultado, en más de un aspecto notable, de este disco.

Ese cuarto de siglo que celebra Encarnación como cantante fue, de alguna manera, traducido a lo largo y ancho de las 22 piezas que integran este cedé. ¿Cómo se pueden traducir esos cinco lustros de trayectoria lírica en una grabación?, se preguntarán ustedes. Pues a través de una interpretación sólida, que procura, ante todo, la calidez de la emoción que debe transmitirse desde el texto. Por medio de un canto expuesto, sincero, sin red de protección, que cruza con seguridad la cuerda floja de los retos vocales impuestos en las partituras de cuatro compositores sutiles, musicalmente delicados, que no sólo componen piezas, sino que crean atmósferas sonoras y emocionales. A través también de un control indispensable de la respiración lírica, para mantener las frases y el sonido con intención, incluso en el difícil empleo de la media voz.

La manera de atacar las notas, más que ataques, son abordajes que penetran en la frase musical y en la esencia poética de las obras. Eso, como podrán suponer, no es un acto sencillo, ni ingenuo, aunque lo parezca. Ni mucho menos es labor y resultado de principiantes, cuando muchas veces no lo es siquiera para cualquier tipo de iniciados.

No es casual, en ese sentido, que pocos cantantes, en relación con los que abordan otros géneros líricos, se atrevan a incursionar en el lied, o en la canción o en la melodía francesa: que podríamos tomar por equivalentes, consideradas cumbres mayores de las andanzas vocales.

En Canciones sublimes, queda muy claro que en el dominio vocal y técnico, en esos menesteres canoros, Encarnación Vázquez, para fortuna de este disco, hace mucho que dejó de ser virgen.


CUATRO El buen resultado musical y artístico de este cedé, y espero que su éxito entre el público, depende en alta proporción del acompañamiento, que no sólo es acompañamiento, del protagonismo, que no es sólo protagonismo, que aporta y fusiona en todo momento desde el piano Jorge Federico Osorio. Él, con su participación, propicia generosamente el canto. Lo ayuda, lo apoya. Lo anida. Está al pendiente de las respiraciones, de la modulación de sonido y expresividad. Permite que el canto y la interpretación luzcan y hace brillar la música en el momento adecuado. Eso no es poco mérito. Y no lo es porque ese mérito es el de un gran artista que comprende a cabalidad lo que está abordando.

CINCO Canciones sublimes es un disco que celebra la trayectoria vocal de Encarnación Vázquez y nos consuela, en alguna medida, de no haberla visto en la escena operística este año en nuestro país para festejar los 25 años de su carrera. Una cosa por otra. No se puede aspirar a todo en un ambiente musical tan deprimido, o por lo menos no tan fértil como la abundancia de talento nacional exige. De ello igualmente se desprende que este disco viene a enriquecer el quehacer musical de México y ello es importante y digno de celebración.

No nos queda más que disfrutar este cedé, porque analizarlo, como yo pretendí al ser invitado a esta presentación, es una tarea que mucho tiene de oficioso, puesto que lo único que dicho análisis arroja es lo que ya sabemos de antemano: que Encarnación Vázquez ha sido, es, uno de los nutrientes principales de nuestra cultura musical a lo largo de estos 25 años de trayectoria canora.

Muchas gracias.

jueves, noviembre 15, 2007

Cedé Canciones sublimes: la presentación


La invitación queda extendida: presentación del cedé Canciones sublimes de la mezzosoprano Encarnación Vázquez y el pianista Jorge Federico Osorio.

Domingo 18 de noviembre, Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a las 17:00 horas. X ahí estaré, en la mesa de presentadores. Espero decir algo interesante.